Según un análisis del Centro de Economía Política (CEPA), la administración implementó medidas de ajuste ortodoxo con un elevado costo social, generando una polarización aún mayor entre los sectores ganadores y perdedores.
El 10 de diciembre se cumple el primer año de la presidencia de Javier Milei, un período caracterizado por profundas transformaciones económicas que han impactado de manera significativa en la vida de los argentinos. Según un análisis del Centro de Economía Política (CEPA), la administración implementó medidas de ajuste ortodoxo con un elevado costo social, generando una polarización aún mayor entre los sectores ganadores y perdedores.
Impacto en el empleo y los salarios
Uno de los datos más preocupantes del informe es la pérdida de 261.000 puestos de trabajo registrados entre noviembre de 2023 y agosto de 2024. La cifra, basada en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, evidencia una contracción del empleo en sectores clave como la construcción, que perdió 66.000 puestos, y la industria manufacturera, con una caída de 29.600 empleos. En contraste, solo el agro (+9.918), la minería (+754) y la pesca (+586) mostraron leves aumentos, insuficientes para compensar las pérdidas.
La caída de los salarios reales también es notable. Según CEPA, el salario promedio disminuyó un 3,7% en términos reales debido a la combinación de inflación, devaluación y ajuste estatal. Esta situación ha impactado directamente en el consumo, limitando el crecimiento económico.
Inflación y devaluación
El informe destaca que la política económica de Milei se centró en una devaluación inicial del 118% y la desregulación de precios, que incluyó combustibles, alimentos y medicamentos. Estas medidas dispararon la inflación, que alcanzó picos del 25,5% en diciembre de 2023, 20,6% en enero de 2024 y 13,2% en febrero. Aunque la inflación comenzó a desacelerarse en la segunda mitad del año, estabilizándose en torno al 4% mensual, el daño ya estaba hecho.
“La pérdida de poder adquisitivo fue el principal factor que limitó el aumento de precios en bienes de consumo masivo”, señala CEPA. Además, el tipo de cambio controlado, con devaluaciones mensuales del 2%, ayudó a contener las expectativas inflacionarias, pero generó una apreciación acelerada que podría comprometer la competitividad.
Actividad económica en declive
La actividad económica registró una fuerte contracción a inicios de 2024, alcanzando su punto más bajo en abril, con una caída del 4,4% respecto a noviembre de 2023. Aunque hubo leves repuntes en los meses siguientes, el tercer trimestre mostró una caída interanual acumulada del 3,1%. Si se excluye el sector agropecuario, que logró recuperarse tras la sequía, el retroceso es aún mayor: 5,5%.
“El ajuste regresivo del gasto estatal y la devaluación inicial licuaron los ingresos de la población, afectando el consumo y provocando una fuerte contracción económica”, detalla el informe. Para CEPA, las perspectivas de 2025 son poco alentadoras, con escasas posibilidades de mejoras salariales y una demanda interna debilitada.
Perspectivas y desafíos
A pesar de que algunos indicadores macroeconómicos parecen haber mejorado, CEPA advierte que estas cifras tienen “pies de barro”. El nivel de apreciación cambiaria, la acumulación de reservas y el impacto en sectores industriales son factores que generan incertidumbre sobre la sostenibilidad del modelo económico.
En este contexto, el informe concluye que “la heterogeneidad en el desempeño de los sectores profundizará las diferencias entre ganadores y perdedores”, mientras que el Gobierno buscará capitalizar estadísticamente cualquier rebote económico en 2025. Sin embargo, advierten que sin políticas redistributivas, el crecimiento seguirá siendo errático y desbalanceado.
Con un año de gestión cumplido, el modelo impulsado por Milei enfrenta el desafío de equilibrar las variables macroeconómicas sin desatender los costos sociales. La disyuntiva entre estabilidad económica y justicia social sigue marcando el debate sobre el rumbo del país.