Estados Unidos: Libertad, siempre y cuando nos convenga

Estados Unidos: Libertad, siempre y cuando nos convenga

El mundo ya no puede seguir dependiendo del dólar, ni de la agenda política de los Estados Unidos en ningún sentido. 

Desde niños hemos escuchado la narrativa mediática de que Estados Unidos era y es el país ejemplo a seguir tanto en materia económica, como en lo vinculado a los procesos democráticos.

Son muchas las contradicciones que con sólo un otear el horizonte aparecen. Las comunicaciones han cambiado. Ya no se puede mentir tan fácilmente como antaño, y fijar agendas mediáticas como encubrimiento para acciones bélicas, tanto militares como económicas, sin una respuesta o análisis que lo refute de inmediato.

EEUU: libre de comercio, “sólo si beneficia nuestros intereses”

Esa narrativa también trasunta en una supuesta libertad de comercio. En los hechos sucede algo bastante diferente a la narrativa. El ejemplo más reciente es el caso de la red social Tik Tok. 

Cuando EEUU ve que una empresa con origen en otro país tiene éxito, incluso en su propio territorio, primero la ataca argumentando problemas de seguridad y privacidad, luego la utiliza sacando las ventajas electorales y políticas en dicha plataforma y cuando no puede con todo ello, intenta una compra compulsiva.

Traducción: la compra compulsiva es lisa y llanamente una expropiación, al mejor estilo socialista del siglo XXI de la Venezuela de Hugo Chávez y de otros países que tanto EEUU critica en sus discursos de libertad. 

El mensaje subyacente es que “si no puedes con ellos, atácalos, si no podemos destruirlos, bajemos la orden de expropiar bajo argumento de compra entre privados. Caso contrario prohibamos todo bajo argumento de seguridad nacional”. 

¿Pero cómo?, al final, ¿Tik tok no era tan peligrosa como un algoritmo de infiltración para espías chinos en EEUU, cuando en las elecciones un precandidato presidencial descubrió que dicha red social le daba mucha publicidad y un beneficio político y electoral?

La red social Tik Tok ha sido y es, un típico ejemplo de la más rancia dictadura política y económica, vestida con la narrativa de la libertad y democracia. Ahora probablemente, esta red social pasará a ser parte de otro monopolio de la comunicación que además, lanza cohetes. Claro, pero allí no hay reproche a la concentración monopólica y a la falta de competencia. La libre competencia, sólo es exigible por EEUU, si ellos PERDIERON y/o quedaron “afuera del partido”.

Nuevas viejas formas de guerra. La economía y el dólar como instrumento monetario de extorsión, control y subyugación de las naciones

Estados Unidos como cualquier otro país soberano, tiene el derecho de tener una economía justa, libre y soberana, es decir, con justicia social, es decir, sin desequilibrios que provoquen calamidades económicas tanto a nivel nacional, como familiar, como particular.

Es que las injusticias que el mundo actual vive en el plano económico, tienen su raíz, precisamente, en la administración de la moneda de reserva de valor e intercambio mundial que es el dólar. 

Dicho instrumento monetario, no se ha utilizado para que el mundo vaya a un equilibrio y hacia un desarrollo sostenible para todas las naciones, sino que sólo se ha utilizado para el beneficio de unas pocas familias poderosas a nivel mundial.

Dicho instrumento de cambio llamado dólar ha provocado grandes problemas al mundo en materia de intercambio comercial, y aquí, no debemos excluir a los EEUU. 

EEUU es la primera víctima del dólar y su sistema de deuda y déficit. EEUU es el país más endeudado del planeta y al mismo tiempo es el que ha llevado adelante la mayor cantidad de guerras alrededor del mundo para mantener ese esquema económico Ponzi, en el que como esta estructura estafatoria lo dice, sólo se beneficia una pequeña minoría, excluyendo a las grandes mayorías.

Ese beneficio a las minorías en EEUU y otros centros geopolíticos, ha obligado a las diferentes administraciones presidenciales de los EEUU a guerrear por el mundo para mantener dicho status quo para dicha minoría, pero todo bajo y en el nombre de los EEUU. con el lema de “libertad”.

Lo anterior, es una forma sutil de bastardear el sentido de NACIÓN, pues “hacemos la guerra en nombre de todo lo que se incluye en el envase de los EEUU, incluido el pueblo trabajador”. Sin embargo, los beneficios de la guerra, tanto económica, tanto militar, como política, se los llevan, se reitera, una pequeña minoría en los EEUU y algunos aliados alrededor del mundo. Ningún pueblo se beneficia con la calamidad de las guerras, sino las minorías en el poder de facto.

Es así que de esta manera, tenemos a un presidente recién asumido en los Estados Unidos que publica sus ataques hacia otros países en una red social que es de su propiedad (es decir, no es libre, está bajo su imperio y decisión)

Llegamos a la situación que esta persona asume la función pública utilizando una de sus empresas privadas, para comunicar su agenda geopolítica belicista al pueblo de los EEUU. No hay ya ninguna división entre lo público (servicio a la nación) y lo privado. En EEUU es lo mismo, es decir, es la ley del más fuerte, no importa si ocupa la presidencia del país o es el dueño de una empresa. Es estar de los dos lados del mostrador.

Extorsiones, amenazas y victimismo

Es de esta manera que Donald Trump, pública extorsiones de tipo económicas amenazando a los países, con sanciones, aranceles, compra de territorio, o incluso ataques militares. Aquí ya no hay filtro. Se ha perdido la cordura y ni siquiera se conserva en las apariencias.

Primero ofrece comprar territorios soberanos de otros países, y ante la negativa, amenaza con quebrarlos económicamente utilizando la extorsión de los aranceles aduaneros. 

Según este delirio egotista, una vez quebrados los países, como es el ejemplo de Canadá, éstos accederán a formar parte del territorio de los EEUU, con “todos los beneficios futuros que ello implicaría”.

El presidente actual de los EEUU en la realidad, no quiere solucionar los supuestos desequilibrios en materia de subsidios directos o indirectos que EEUU supuestamente sufre, sino que utiliza dichos desequilibrios, para aplicar una política imperialista de conquista territorial, al mejor estilo del imperio Romano o de los ya rancios colonialismos del siglo XIX y XX.

Es que además, China le ganó a EEUU en el plano económico global desde principios de este siglo al presente, sin disparar un solo tiro ni matar a ningún supuesto grupo terrorista para hacerse de los recursos naturales y del circuito económico en la mayoría de los países del mundo.

Se repite: China logró esto sin disparar un solo tiro. China lo ha logrado incluso, robando y falsificando toda la industria y la propiedad intelectual de los países, incluido la de los EEUU. Pero no nos engañemos con este error. No es China como pueblo, sino la minoría que está detrás de ese movimiento.

Seguidamente, Donald Trump, en una acción tardía, reclama el Canal de Panamá, aludiendo que está ahora bajo control Chino. Esta probabilidad puede ser bastante cercana a la realidad. Lo que habría que preguntarle al presidente Trump, es porqué EEUU supuestamente, le regaló la construcción de semejante obra a Panamá o qué hacía los EEUU financiando la construcción de dicho canal en otro país.

No se puede alegar la propia torpeza.

Si EEUU perdió los derechos que antaño tenía contractualmente en Panamá, es un problema de EEUU, y no tanto de los abusos que China u otro país pudiere cometer en el Canal de Panamá o en cualquier parte del mundo.  Ante una tontería o corrupción como esa, no se puede alegar la propia torpeza, cuestión que Donald Trump quiere tapar con su elevadísimo (por no decir fuera de la realidad) egotismo personal y supuesto patriotismo desmesurado por no decir desesperado.

La pregunta que cabe hacerle a los pueblos a los cuales el presidente actual de EEUU les ofrece que resignen su soberanía nacional en favor de los EEUU, es cuál es la dignidad que tienen si aceptaran semejante extorsión, agresión política y económica contra ellos.

El enemigo invisible y anónimo, el mejor de los enemigos

Allá por fines de 2019 y principios de 2020 apareció un enemigo mundial. Era invisible. Nadie lo podía controlar. Nadie sabía dónde se inició. Sólo aparecía en los medios de comunicación. 

Un día le ordenaron al mundo, que debía encerrarse en sus casas porque este peligroso enemigo, atacaba cuando las personas se relacionaban entre sí.

El covid19, un terrible enemigo que mató (más de miedo que de otra cosa) a decenas de miles de personas. Que debilitó y destruyó psicológicamente al planeta entero. Pero no sólo eso. El covid19 provocó una transferencia de recursos de las personas más pobres hacia los más ricos, incluyendo al sector político, como nunca se había visto en la historia del mundo. 

Esta tiranía vestida de protección a la salud, empobreció a gran parte de la población de los países. La tiranía del covid19, dictaba quién podía salir y quién no podía salir a trabajar.

La tiranía del enemigo invisible, amasó multimillonarias fortunas para laboratorios farmacéuticos, eliminó a miles de personas alrededor del mundo y dejó con secuelas de salud psíquico físicas a gran parte de la población. Un experimento de ingeniería social y de nanotecnología mediante inyectables contra los pueblos al que la gran mayoría accedió incluso, mansamente.

Este es el poder del enemigo invisible. Es muy convincente.

Es que el enemigo invisible tiene muchas cualidades positivas para el belicismo. El enemigo invisible, puede aparecer en cualquier lado y en cualquier momento. Sólo hace falta invocarlo.

Esta invocación viene atada con los intereses que se persiguen detrás. Los intereses ocultos o mejor dicho, los intereses ulteriores. 

El enemigo invisible nunca aparece porque es invisible. Sólo actúa cuando se lo nombra y cuando se lo invoca, pero nunca se muestra en la realidad identitaria o si lo hace, sólo sucede bajo instrumento de falsa bandera.

Las guerras actuales ya no son de país contra país, con nombre y apellido. Nadie, alrededor del mundo, le va a pedir la identificación al enemigo invisible. ¿Quién le pediría la identificación a un enemigo que es invisible, bajo apercibimiento de ser tildado mediáticamente como un loco o un conspiranoico? 

Algunas veces, la identificación del enemigo invisible aparece en un pasaporte, luego de un incendio feroz, donde lo único que no fue afectado por el fuego, fue dicho documento de papel que fue encontrado por los bomberos posteriormente. RARO, ¿no?.

Un discurso de matón con mentalidad de asesino, en la Casa Blanca.

La estrategia belicista del “enemigo invisible”, permite ocultar y/o manipular y/o falsificar: 1. Los intereses; 2. Las identidades en un supuesto conflicto; 3. Las reales causas del conflicto; 4. El tiempo de duración; 5. Los objetivos de ataque; 6. y quizás lo más importante, esta estrategia belicista permite atribuir al enemigo invisible, los ataques inexistentes o de falsa bandera (falsa identidad del atacante o inexistente en los hechos), supuestamente llevados adelante en mi contra para manipular la opinión pública de los pueblos. Problema, reacción, solución. 9/11.

 “En la guerra lo primero que muere es la verdad”.

De esta manera, EEUU puede atacar a quién quiera, dónde quiera, cuándo quiera, bajo esa identidad del enemigo invisible e incluso atribuirle luego del ataque cualquier identidad que a ellos les convenga por sus intereses. Lo mismo da. El único objetivo es que la gente lo crea. Y si no lo cree, no importa.

Las formas y la diplomacia

Las formas en muchos casos lo son todo; especialmente en el ámbito de la diplomacia:

Donald Trump podría haber elegido las buenas formas diplomáticas para pedirle al mundo  que lo ayude a corregir los desequilibrios de la economía de los EEUU que él denuncia; sin embargo, Trump eligió las formas egotistas, las formas tiránicas, la soberbia, la arrogancia, los reclamos con formas abusivas de victimismo, todo ello, influenciado por agentes oscuros del “estado profundo” de los EEUU, que le han prometido invertir y promover a su país, pero sólo si sus intereses personales son tenidos en cuenta. Allí no hay patriotismo. A Elon Musk, le interesa un comino el destino de los EEUU, sólo le interesa promover a sus empresas personales.

Lo que Donald Trump no sabe o no quiere saber, es que el mundo estaría complacido en ayudar a los EEUU a corregir sus problemas, ya que sus problemas, afectan a todo el mundo. Pero EEUU (su establishment) ahora encabezado por Trump, lo único que quiere es sacar ventaja para mantener una falsa idea de liderazgo y supremacía a nivel mundial. Nada más engañoso.

Por lo anterior Trump sale a decir que ordenó un ataque militar en el país más pobre del mundo, Somalia. Allí, supuestamente, estaría escondida en una cueva la dirigencia terrorista del Isis (repetimos que el mundo no sabe que es el Isis y nadie conoce a sus integrantes). Seguidamente Trump le echa la culpa a Biden por no haber atacado antes y el cargo de conciencia le hace declarar que no hubo víctimas civiles, lo cual es extremadamente dudoso y por último, cuál matón asesino de las películas del lejano oeste de Hollywood, Trump sale a amenazar no sólo a estos supuestos terroristas del Isis, sino a todo el mundo, que se atreva a contradecir los designios de EEUU para el mundo. 

“Te encontraremos y te mataremos”, es el nuevo lema de campaña de los EEUU.

La pregunta es: ¿esta es la democracia ejemplar de la que nos han hablado en el último siglo?

Cualquiera de los peores dictadores de la historia, se queda corto al lado de este señor.

Demás está decir que es extremadamente dudoso que una dirigencia de grupos terroristas se encuentre en una cueva de una montaña, en el país más pobre del mundo, liderando la oposición enemiga a los EEUU desde allí. ¿Qué quiere ocultar EEUU detrás de esta agenda?

El  dólar como moneda de intercambio y reserva mundial

El mundo debe liberarse de la dictadura del dólar como moneda de intercambio y respetar las soberanías nacionales y sus respectivas monedas. 

El intercambio de bienes y servicios debe realizarse en las monedas que cada respectivo país opera, y no pasar por el dólar. Caso contario, el mundo seguirá alimentando a su propio captor.

Estados Unidos no puede seguir gobernando el mundo, bajo amenazas de ataques militares y de guerras híbridas económicas, entre las que se encuentran los ataques a las monedas nacionales mediante deuda no sostenible en el tiempo, deudas que no se puede pagar y que someten a los pueblos, incluida la Argentina, en la más horrorosa esclavitud y que sólo continúan su actividad, sólo como reacción de supervivencia.  

Opinión por Ariel Valloud

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