Homero Manzi, no habrá ninguno igual

Homero Manzi, no habrá ninguno igual

El gran poeta del tango cumpliría el 1 de noviembre 117 años. Fue el letrista de “Sur”, fundó F.O.R.J.A y escribió guiones de películas insoslayables como “La guerra gaucha”. A continuación, una aproximación a su figura inmensa.

Homero Manzi vivió apenas 44 años, pero tuvo el tiempo suficiente para conformar una obra poética y narrativa extraordinaria. Nacido en Añatuya, Santiago del Estero, el 1 de noviembre de 1907, de muy niño llegó con su familia a Buenos Aires, y esta ciudad por adopción lo abrazó como si hubiera nacido cerca del obelisco. La fusión entre artista y geografía produjo tangos emblemáticos como “Sur” o “Barrio de tango”. Sin olvidar la letra del primer su tema inaugural “Viejo ciego” que le abrió la ventana a la popularidad.

También fue periodista y guionista de cine de películas como “La guerra gaucha”. Trabajó hasta el final de su vida, acosado por el cáncer, porque en su habitación de hospital donde murió quedó si concluir arriba de la mesa de luz un guion sobre Jorge Newbery, el gran aviador.  Horacio Salas escribió una biografía sobre Manzi, a quien admiró desde muy joven. Salas, también poeta, encontró en Manzi las herramientas para darle a sus versos el toque tanquero que tenía el santiagueño. Así confesó Salas, fallecido en 2020, en una entrevista televisiva que se puede ver en las redes.

Pero Manzi no solo escribía bonito sino también que tenía una hondura intelectual que lo hizo tan singular. “En vez de ser un hombre de letras, quiero escribir letras para los hombres”, afirmó Manzi, según Salas. Y lo consiguió. Sus letras reflejaron también sus sentimientos amorosos. “Malena” está dedicada a la cantante Nelly Omar, con quien tuvo una relación clandestina. Estaba casado y tenía un hijo: Acho, nacido en 1933. Los documentos guardados de su padre fueron entregados por Acho a Salas para escribir la biografía.

Foto: de derecha a izquierda Manzi, Discépolo y Troilo.

Manzi admiraba a Borges y tomó recursos y formas del escritor de Palermo. Además, fue amigo de otras grandes figuras de la cultura de entonces: Cátulo Castillo, Sebastián Piana, Arturo Jaureche y Enrique Santos Discépolo, entre otros.

Una de sus amistades más prolíficas fue con el director de orquesta y bandoneonista Aníbal Troilo. Juntos escribieron “Sur, “Romance de barrio” y “Discepolín”, entre tantos.

Según, Troilo su amigo tenía “un arte exuberante que tradujo en versos. Era una voz llena de misterio que escribía con la punta del alma”. “Discepolín” fue el último tema que escribieron juntos. Manzi lo llamó a Troilo desde el hospital y le pasó la letra mientras en el silencio de “la temprana mañana” Pichuco escribía la música, con la certidumbre que sería “el último hijo” compuesto entre los dos.

Troilo y Manzi, según Sábat

Manzi, político

Desde muy jovencito adscribió al radicalismo del presidente Hipólito Irigoyen y fundó un comité en su barrio. Fundó con amigos como Arturo Jaureche la organización radical F.O.R.J.A que nucleada a importante nombre de la juventud.

Con los años F.O.R.J.A acompañó al peronismo, pero, según Salas, con una actitud distante, siempre desde la posición de un espacio Yrigoyenista. Manzi respaldó las políticas peronistas que consideraba que eran la continuación de las ideas del caudillo radical.

Su vida en una película

“Homero Manzi, un poeta en la tormenta” fue estrenada en 2009. El filme dirigido por Eduardo Spagnuolo fue protagonizado por Carlos Portaluppi, con las actuaciones de Angélica Torres y Martín Slipak. El año pasado fue exhibido en el Teatro Universidad con motivo de los 40 años de democracia en el país.

Las lunas de Manzi

Roberto Goyeneche, minucioso intérprete de las letras de los tangos, recordó que Manzi le explicó el motivo de hablar de “las lunas suburbanas” en “Sur”.  “Homero me dijo que, si vos salís a la puerta de tu casa y ves la luna de frente, es una cosa, pero si vivís en una calle trasversal la ves de distinta manera. A él se le pudo ocurrir eso porque era un monstruo”. Esas lunas seguirán reflejando la poesía de Manzi hasta el fin de los tiempos.

Por Daniel Artola

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