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Una nueva denuncia por narcotráfico contra un condenado por ese delito que integraba una banda junto a policías hizo que en Rosario allanaran el Banco de Galicia y un estudio jurídico. La imputación venía de la Policía Federal, indicaba que el señalado tenía una cocina de cocaína a 5 kilómetros de la ciudad, pero no prosperó. Lo que sí se detectó es que esta persona había invertido mucho dinero en una fábrica de plásticos y una constructora sin poder acreditar de dónde lo había obtenido.
Se trata de Carlos Edgardo Colombini, a quien en 2021 condenaron por integrar una organización de narcotráfico que tenía entre sus lugares destacados al comisario Alejandro Druetta, que fue jefe de Inteligencia Zona Sur de Drogas Peligrosas y de Contrainteligencia de la Policía de Investigaciones en Rosario, y a Ignacio Actis Caporale, un joven del sur de la ciudad con una vida de novela, al que atraparon en 2016 de una manera inverosímil tras permanecer cuatro años prófugo: participando de una carrera de autos en el autódromo de Buenos Aires.
Charly Colombini había sido condenado a seis años por narcotráfico, accedió a la libertad condicional en diciembre de 2023, pena que terminará de ejecutarse en enero próximo. En el mismo momento de salir de prisión la División Antidrogas de la Policía Federal remitió un oficio a la Fiscalía Federal de Rosario indicando que en la zona rural de Alvear, pegada a Rosario hacia el sur, había una finca donde se habría instalado una cocina de cocaína y que quien había alquilado la casa era Edgardo Colombini.
En esta causa lo particular fue que la pesquisa por presunto narcotráfico no prosperó. Pero sí avanzó la investigación patrimonial sobre Colombini. Esta condujo directamente a la propietaria de un estudio jurídico ubicado frente a los Tribunales Provinciales de Rosario.
Su propietaria es Damaris Xiomara Leguizamón, que figura como empleada de la UOCRA y aparecía relacionada al rubro servicios jurídicos. Era la asesora legal de Colombini pero además vinculada a él en una sociedad llamada CyL, constructora con domicilio sede en Italia al 1400 de Rosario.
El fiscal federal Matías Scilabra, de la Procuración de Narcotráfico (Procunar), junto a su colega Juan Argibay Molina de la Procuración de Lavado de Activos (Procelac) solicitaron el allanamiento del estudio jurídico de Leguizamón, de la empresa y también de la sucursal central del Banco de Galicia en Rosario, donde la abogada posee una caja de seguridad que fue requisada. Todo se hizo el miércoles de la semana pasada. El viernes la abogada junto a Colombini fueron imputados por lavado ante el juez federal Marcelo Bailaque. No se pidió privación de libertad. Solamente la inhibición de sus cuentas bancarias personales y prohibición de salir del país. También quedaron en la misma situación dos hermanos de Colombini.
La pesquisa determinó que la sociedad constructora CyL la integraron Leguizamón y Colombini en mayo de 2019 y que en diciembre de 2023 el último cedió a su mujer 22 cuotas sociales de la empresa. Se había garantizado mientras estaba preso 24.500 cuota partes de la firma constructora lo que le aseguraba el 49% del control societario.
La investigación expone que Colombini y Leguizamón ostentaban mucho capital que los fiscales presumen procedentes de la actividad por la que el primero fue condenado. Lo que advirtieron los acusadores fue que CyL creció de manera desmesurada y sin justificación. La sociedad no declaró ventas en 2019, en 2020 lo hizo por 150 mil pesos, por 13 millones en 2021, 38 millones en 2022, 187 millones en 2023 y 297 millones en 2024. Eso totalizó ingresos por 538.775.780 pesos para fines de ese año sin correspondencia con ingresos justificables.

La defensa de Colombini justifica esos ingresos con la obtención de dos créditos, de él y su mujer, por un total de 400 millones de pesos. Charly adujo asimismo que había vendido una embarcación por 180 mil dólares que nunca utilizó previo a su venta, que concretó por una guardería náutica sin referir en qué momento. Los fiscales no dan por sostenible estos planteos que seguirán en litigio durante la continuidad del trámite.
Se nota en ambos la búsqueda constante de créditos en entidades diversas, según la investigación. Por ejemplo uno de 120 millones de pesos en el Consejo Federal de Inversiones para compra de maquinaria agrícola, a la vez que recepción de órdenes de pago de Shangai mediante la empresa FedEx dirigidos a la empresa CyL Construcciones.
Los antecedentes de Colombini lo conectan con otros actores del narcotráfico como el ciudadano boliviano Jorge Adalid Granier Ruiz que está actualmente preso en la cárcel de Ezeiza. Este grupo estaba vinculado al transporte de 389 kilos de cocaína interceptados en poder de Adelaida Castillo en Ramallo, sobre la autopista Rosario-Buenos Aires, el 24 de septiembre de 2024.
Pero la historia por la cual Colombini fue conocido en el ambiente penal de Rosario es la que lo liga a la banda de «Nacho» Actis Caporale. Este hombre joven del barrio Alvear en la zona sur de Rosario contó en el juicio en su contra, en 2020, lo mismo por lo que los fiscales lo acusaron. Sostuvo que el comisario Alejandro Druetta había sido la persona que protegía sus negocios. Sostuvo que Druetta siempre ganaba: si detenía en la calle a un narco le robaba la droga o negociaba con el dealer que trabajara para él, o bien le pedía que le indicara competidores para detener de modo de hacer procedimientos positivos.
En ese juicio Actis sostuvo que le daba datos a Druetta para que éste armara procedimientos. Reveló que vendía para el comisario. «Mi jefe era Druetta y nosotros éramos una cooperativa», dijo sobre el grupo de ocho personas juzgadas que terminaron condenadas. Uno de ellos era Charly Colombini. También integraba el grupo un afamado policía de Drogas Peligrosas, Juan Delmastro, condenado en 2018 por sus conexiones con la banda de Los Monos.
Nacho Actis Caporale, el que decía que Druetta era su jefe, protagonizó dos hechos de película que le aseguraron en Rosario una notoriedad extrema. El primero fue que mientras en 2012 allanaban objetivos de su banda en la ciudad él estaba junto a su novia regresando de Colombia en un avión y, enterado de que sus conocidos estaban cayendo presos en Rosario, se bajó en una escala en Lima y no volvió a abordar el vuelo. El segundo fue en diciembre de 2016 cuando efectivos de la PSA lo localizaron en el autódromo de Buenos Aires. Estaba a bordo de un Ford Fiesta por largar una carrera en una escudería en la que era piloto desde hacía un año y competía bajo el seudónimo de «Alex Aqua».
A Colombini lo juzgaron con Actis Caporale y ahora volvieron a acorralarlo por lavado de activos que se presumen ligados a los movimientos que hizo y motivaron su condena. Los fiscales federales tenían su teléfono interceptado. Es significativo para ellos que en una ocasión reciente, el 21 de octubre de 2024, Colombini se contacta con Fabián V. a quien le indica que estaba en gestiones para tomar un préstamo de 90 millones de pesos con Banco Credicoop, pero que luego eso se frustró porque le habían cerrado la cuenta bancaria por un requerimiento no cumplido.
Eso pasó porque al solicitar reabrir una cuenta en el Banco Santander la UIF emitió una alerta por su pasado. «Si estos siguen rompiéndome las pelotas vendo todo y me voy a vivir a Italia. Si yo tengo plata para vivir toda mi vida, no sé que estoy haciendo».
Fuente: lapoliticaonline.com