El peronismo ante el riesgo de una doble derrota

El peronismo ante el riesgo de una doble derrota
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Las elecciones porteñas poblaron de luces amarillas el tablero del peronismo bonaerense, que ahora observa con extrema preocupación el avance de las negociaciones entre libertarios, macristas y radicales para ir juntos en provincia.

Si la alianza que tejen Milei y Ritondo y a la que podría sumarse el radical Maxi Abad avanza, Cristina y Kicillof se enfrentarán al desafío de una unidad casi total del antiperonismo, lo que supone en el actual contexto político un bloque que distintas encuestas ubican en la franja de los 40 puntos.

«El peronismo puede enfrentar una doble derrota: en las provinciales de septiembre y las nacionales de octubre», advierte un intendente de los importantes, que logró la misión imposible de tener buen diálogo con Cristina y Kicillof.

El acuerdo de libertarios y macristas, agiganta ese riesgo. La llave para destrabar esa alianza se la dio Ritondo a Milei en la comida que compartieron el jueves pasado. Milei venía tensionado entre el pragmatismo de Santiago Caputo que quería sumar a todos contra el kirchnerismo y la voracidad de Karina que pretendía hegemonizar las listas con libertarios «puros», es decir, los que elija ella.

La exigencia de Karina a los potenciales aliados de pintarse de violeta, tenía sin embargo para Milei un sentido: que la única lista oficialista sea la de La Libertad Avanza, para el día de la elección poder atribuirse todos los votos. Milei quiere que la elección sea un plebiscito sobre su gestión. En eso coincide Cristina: «La elección que viene es Milei si o Milei no», plantea la ex presidenta.

Este reclamo de pureza de los hermanos Milei complicaba el acuerdo con el PRO y lo volvía casi imposible con los intendentes radicales del interior de la provincia. Ritondo le simplificó las cosas al Presidente: «Hagamos un frente para las elecciones bonaerenses de septiembre, como hiciste en el Chaco, y en las nacionales de Octubre que la única lista sea la de La Libertad Avanza».

Si esta síntesis pragmática se consolida, el peronismo podría perder en el corazón de su poder, dos veces seguidas. «Hoy estamos perdiendo en 6 de las 8 secciones electorales. Ganamos el Conurbano sur con Cristina y podemos pelear el Conurbano norte», se sinceró uno de los dirigentes que más conoce la provincia.

Milei quiere que la elección sea un plebiscito sobre su gestión. En eso coincide Cristina: «La elección que viene es Milei si o Milei no», plantea la ex presidenta.

En la reunión de ocho horas que tuvieron Massa, Máximo Kirchner y Kicillof, el ex candidato presidencial tiró dos ideas que no prosperaron. La primera fue desdoblar, pero ubicando las provinciales en noviembre, después de las nacionales, para complicarle la unidad a libertarios y macristas. Es lógico, con apenas un puñado de diputados nacionales para repartir el acuerdo se complicaba. El camino inverso es más sencillo: ahora tienen todas las listas de legisladores provinciales, concejales y consejeros escolares para repartir.

La segunda idea que propuso Massa fue hacer una reforma para que se elijan los legisladores bonaerenses por distrito único, una manera de licuar el peso de las secciones del interior, reacias al peronismo.

Las tensiones que aquel encuentro no pudo solucionar siguen vigentes. Cristina, Massa y Kicillof coinciden que lo peor que podría pasarle al peronismo es una ruptura, pero por alguna razón nadie se atreve a descartarla por completo. «Si se parte en dos, se parte en tres», advierten en el massismo.

Jorge Macri desdobló porque quiso correrse de la discusión nacional y el resultado es que se la nacionalizaron igual con el simple recurso de meter al Presidente en la campaña. Pero además le apuntaron un reflector nacional a su gestión. Algo de esto le puede pasar a Kicillof.

La idea de desdoblar en la provincia tenía para los peronistas el siempre sobrevalorado recurso de poner en juego el aparato de los intendentes, frente a unos libertarios que no conseguían con Sebastián Pareja, estructurar un armado político coherente. Si Milei sella el acuerdo con macristas y radicales, esa ventaja se desvanece.

El peronismo se asoma entonces a una de las elecciones más cruciales de su historia reciente con problemas de diseño táctico, pero también con un agujero estratégico: la ausencia de un debate honesto que analice que falló en sus últimos gobiernos y actualice su propuesta para la Argentina que viene.

Hasta ahora, la discusión entre Kicillof y Cristina evitó de manera deliberada incursionar en temas programáticos y se concentró en conceptos de poder como tutela o emancipación. Muy importantes hacia adentro, pero que poco ayudan a reconstruir los lazos del peronismo con las capas medias y bajas que se alejaron.

La variable que puede favorecer el horizonte electoral del peronismo es un agravamiento de la situación social, que se expresó en las elecciones porteñas en la caída del voto de los libertarios en las villas y los barrios más populares. Pero el tema es calibrar bien la velocidad del deterioro de esa base electoral, frente a la adhesión que genera la baja de la inflación y el dólar controlado.

Si los libertarios logran con la estabilidad actual meter arena en el motor de la pérdida de votos granular que sufren en los sectores populares, es posible que el efecto de sumar a macristas y radicales les compense los puntos que pierdan por las dificultades sociales, que se van agravando, pero al menos por ahora, no tienen la composición de un colapso.

Apenas un ejemplo: si en la Ciudad se sumaran los votos de libertarios y macristas, el candidato del peronismo Leandro Santoro habría perdido por veinte puntos. Las diferencias en provincia son más reducidas, pero la matemática aplicada a la política mantiene una ley de eficacia inexorable: ir unido y dividir al otro.

Fuente: lapoliticaonline.com

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