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Rob Citrone es titular de un fondo de inversión de USD 20 mil millones, muy invertido en Argentina. La historia común con el secretario del Tesoro, y las rentables apuestas contra el yen y la libra esterlina.
Un paquete de auxilio por 20.000 millones de dólares puede sonar a política de Estado, pero este caso tiene mucho de traje hecho a medida. La jugada anunciada por Scott Bessent, secretario del Tesoro de Trump significó un rescate para un viejo amigo suyo: Rob Citrone, el multimillonario dueño del fondo Discovery Capital, que según medios especializados gana unos dos millones de dólares por día, especulando en la Argentina.
Citrone venía comprando deuda y acciones argentinas desde la llegada de Javier Milei al poder. Adquirió bonos con tasas cercanas al 20%, convencido de que la probabilidad de default era «minúscula». Gracias a esas apuestas, su fondo ganó 52% en 2024 y más de 20% en 2025, en dólares.
El dato más llamativo, es que durante septiembre, en plena corrida y con el fantasma del default sobrevolando la economía argentina, en la antesala del anuncio de Bessent, Citrone compró más bonos argentinos a precio de remate. Días después, el anuncio del rescate del Tesoro hizo subir fuerte los precios de los bonos. Citrone se hizo de ganancias millonarias. Se parece a una jugada de inside information.
Detalle no menor es que Citrone y Bessent comparten una historia interesante. Fueron colegas bajo el ala de George Soros. En 2013, Citrone convenció tanto a Soros como a Bessent de apostar contra el yen. La operación les dejó más de 1.000 millones de dólares y, según bromeó Bessent, «el 75% de su bonus» de aquel año.
En 2013, Citrone convenció tanto a Soros como a Bessent de apostar contra el yen. La operación les dejó más de 1.000 millones de dólares y, según bromeó Bessent, «el 75% de su bonus» de aquel año.
Según el medio especializado CE Noticias Financieras fue Citrone que insistió en abril a su amigo Bessent para que convenciera al FMI que rescatara a Milei y viajó a la Argentina ese mismo mes, cuando el secretario del Tesoro visitó Buenos Aires. En ese viaje, Citrone fue recibido por Milei y otros altos funcionarios del gobierno libertario.
El recorrido de Bessent muestra un estilo consistente: estuvo en el equipo de Soros que en 1992 apostó contra la libra esterlina en el episodio conocido como «miércoles negro». Décadas después, se sumó a la jugada contra el yen. En ambos casos, su ojo clínico se apoyó en detectar desequilibrios en monedas y forzar correcciones.
La diferencia hoy es que, en lugar de tumbar una moneda, Bessent usa el poder del Tesoro norteamericano para sostener el peso argentino. Y, de paso, sostener también a quien había apostado millones a esa «normalización». Pero no hay que descartar que ese salvataje no sea otra cosa que abrir una ventana para que su amigo Citrone y otros financistas norteamericanos puedan vender a buen precio y salir de la Argentina con menores pérdidas. Una fuga de capitales que el propio Caputo favoreció durante el gobierno de Macri.

La trama se completa con un elenco de lobbistas y operadores que mezclan negocios, ideología e inteligencia. Barry Bennett, asesor cercano a Trump y hoy parte de Tactic Global, fue el que se metió de lleno en las gestiones. Se convirtió en el canal privilegiado entre Washington y Buenos Aires.
Ese puente político se apoyó en el polémico empresario Leonardo Scaturice, que hoy preside COC Global. Fue él quien articuló los contactos, viajó en su Bombardier Global 5000 negro junto a Citrone y Matt Schlapp , figura central de CPAC, para ver a Milei, y habilitó la presencia de Soledad Cedro, directora de CPAC LatAm.
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