Un informe global sobre el panorama de las amenazas digitales ha encendido las alarmas en América Latina al revelar que la región encabeza los índices mundiales de ataques informáticos. Dentro de este contexto crítico, Argentina se ubicó entre los países más afectados durante 2025, sufriendo un elevado número de intrusiones dirigidas tanto a organizaciones públicas como privadas.
Los datos analizados por el estudio indican que Argentina registró un promedio de más de 2.300 ciberataques semanales dirigidos a distintas organizaciones, lo que representa un aumento interanual cercano al 10%. Esta cifra posiciona al país como un punto focal de la actividad maliciosa en América Latina, la cual fue catalogada como la región más golpeada del mundo, superando a zonas como Asia-Pacífico, Europa y Norteamérica.
La Inteligencia Artificial Impulsa la Sofisticación
El incremento en la incidencia de ataques se explica, en gran medida, por la creciente sofisticación de las amenazas. El informe subraya que esta evolución está impulsada por el uso masivo de herramientas de inteligencia artificial generativa, que facilitan y amplían las oportunidades para los ciberdelincuentes. Esta tendencia ha potenciado campañas de ransomware más agresivas, aumentando la exposición de sistemas y datos sensibles.
Los ataques impactaron con especial fuerza en sectores vitales, afectando principalmente a:
- El sector educativo.
- El sector gubernamental.
- Organizaciones sin fines de lucro.
La Brecha de la Ciberseguridad
Ante este escenario, expertos en seguridad digital manifestaron su preocupación. Destacaron que las empresas e instituciones locales todavía no han implementado políticas de defensa y protocolos de ciberseguridad que estén lo suficientemente actualizados para contrarrestar la rápida evolución de las amenazas.
Los especialistas hicieron hincapié en la urgencia de reforzar las estrategias de protección, especialmente considerando que el proceso de digitalización en el país avanza a un ritmo más acelerado que las medidas preventivas. Este panorama pone de manifiesto el enorme desafío que enfrentan Argentina y otros países de la región para blindar infraestructuras críticas y datos esenciales frente al constante crecimiento de la ciberdelincuencia.
