Lo que se proyectaba como un hito histórico para el comercio global ha sufrido un nuevo revés. La firma del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, prevista para concretarse en la cumbre de Foz de Iguazú, ha sido postergada oficialmente hasta enero de 2026 debido a la falta de consenso interno en el bloque europeo.
La presión del agro: El factor determinante
El principal motor del freno ha sido la movilización masiva de los agricultores europeos, especialmente en Bruselas. El sector agrícola del viejo continente percibe el acuerdo como una amenaza directa por dos razones fundamentales:
- Competencia desleal: Argumentan que los productores del Mercosur operan bajo normativas sanitarias y ambientales mucho menos estrictas.
- Asimetría de costos: Los agricultores europeos sostienen que no pueden competir en precios con los alimentos sudamericanos sin que esto signifique la ruina de las explotaciones locales.
El eje de resistencia: París y Roma
Aunque la Comisión Europea, liderada por Úrsula von der Leyen, ha intentado traccionar el acuerdo, se topó con el bloque conformado por las dos principales economías agrícolas de la UE:
- Francia (Emmanuel Macron): Ha mantenido la postura más rígida, afirmando que no sacrificará a sus productores. Exige «cláusulas espejo» que obliguen al Mercosur a cumplir con los mismos estándares ambientales que Europa.
- Italia (Giorgia Meloni): Jugó un papel decisivo al solicitar formalmente más tiempo de evaluación tras diálogos con el presidente brasileño Lula da Silva. Roma busca garantías de protección adicionales antes de dar el visto bueno.
¿Qué se ha postergado?
El tratado busca integrar un mercado de 780 millones de consumidores, eliminando aranceles para el intercambio de bienes industriales y servicios europeos por productos agrícolas y materias primas sudamericanas.
A pesar de que Bruselas propuso «cláusulas de salvaguardia» para limitar las importaciones en caso de crisis de mercado, los sindicatos rurales consideran que estas medidas son simples parches. Países como Hungría y Polonia también se han sumado al escepticismo, impidiendo que se alcance la mayoría calificada necesaria en el Consejo de la UE.
Escenario para enero
El acuerdo entra ahora en una fase de «revisión técnica y política» que durará un mes. Sin embargo, el clima de tensión social en Europa sugiere que enero será un terreno difícil para alcanzar el consenso definitivo, mientras el Mercosur aguarda una definición tras más de 25 años de negociaciones.
