De medicamento esencial para la diabetes a fenómeno viral en redes sociales, la semaglutida revoluciona la medicina mientras las autoridades advierten sobre los peligros de su uso sin control médico.
Lo que comenzó como un avance científico para pacientes con diabetes tipo 2 se ha convertido en el tema de conversación predominante en consultorios médicos y redes sociales. El Ozempic (semaglutida) atraviesa hoy una dualidad peligrosa: es una herramienta poderosa contra la obesidad clínica, pero también el centro de un mercado paralelo que preocupa a los especialistas.

El mecanismo del éxito
La popularidad de esta droga no es casual. Al actuar como un agonista del receptor GLP-1, el fármaco logra «engañar» al cerebro generando una saciedad temprana y ralentizando el vaciado del estómago. Si bien la evidencia científica confirma su eficacia en la reducción de peso sostenida, los médicos enfatizan que no se trata de una «droga estética».
Los beneficios comprobados incluyen mejoras en los perfiles cardiovasculares y el control de la glucemia, pero solo cuando se enmarcan en un abordaje integral que incluya cambios en la dieta y actividad física.
La alerta de las autoridades en Argentina
En el ámbito local, la ANMAT ha tenido que intervenir de forma directa. Ante el crecimiento de la demanda, ha proliferado la venta de unidades falsificadas a través de canales informales y redes sociales. El organismo advirtió que estos productos ilegítimos pueden contener sustancias desconocidas o dosis erróneas, representando un riesgo de vida para quienes los adquieren fuera de las farmacias habilitadas.
El «lado B»: Riesgos y efectos adversos
El uso de semaglutida no es inocuo. Entre los efectos secundarios más frecuentes se reportan náuseas, vómitos y diarreas crónicas. Sin embargo, las advertencias más serias de agencias como la FDA incluyen el riesgo potencial de tumores de células C de tiroides, lo que contraindica el fármaco para personas con antecedentes familiares específicos.
Además, el comité de farmacovigilancia de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) mantiene bajo monitoreo activo la relación entre estos fármacos y la salud mental, recomendando vigilancia clínica ante la aparición de síntomas depresivos en los pacientes.
Uso responsable vs. Presión estética
El debate hoy se centra en el uso off-label (fuera de indicación). Mientras celebridades de Hollywood y figuras como Elon Musk o Kim Kardashian han impulsado el interés global, los pacientes con diabetes en América Latina enfrentan dificultades de acceso debido a la falta de stock provocada por la alta demanda recreativa.
Los especialistas son categóricos: la automedicación o la búsqueda de «resultados rápidos» para fines puramente estéticos aumenta el riesgo de efectos adversos graves y del temido efecto rebote tras el abandono del tratamiento.
