En una emotiva audiencia jubilar en la Plaza de San Pedro, el Sumo Pontífice León XIV dirigió un mensaje contundente contra las estructuras de poder actuales, vinculando la crisis ecológica con la injusticia social. Ante miles de fieles, el Papa advirtió que el destino de los bienes de la creación es universal y no debe quedar restringido a una minoría.
La riqueza en pocas manos
El Pontífice fue enfático al señalar que la riqueza del planeta se encuentra «cada vez más concentrada, injustamente» y lamentó que aquellos que ostentan el poder a menudo eligen ignorar «el gemido de la tierra y de los pobres». Para el Obispo de Roma, esta acumulación contradice el principio de que los recursos del mundo deben beneficiar a toda la humanidad.
La esperanza como fuerza generadora
Durante su catequesis, León XIV propuso una distinción clave entre la esperanza y la prepotencia:
- La Esperanza: Una fuerza divina que «hace nacer y renacer».
- La Prepotencia: Fruto del miedo agresivo que busca dominar en lugar de crear.
«Esperar es generar», afirmó el Papa, instando a los creyentes a abandonar actitudes pasivas o extractivas. Bajo el lema «nuestra tarea es generar, no robar», exhortó a los presentes a ser agentes activos de cambio para transformar la realidad actual.
Hacia una «ciudad-jardín»
Inspirándose en San Pablo, describió el sufrimiento de la creación como «dolores de parto», una metáfora que sugiere que, a pesar del dolor actual, existe la posibilidad de un nuevo nacimiento. El objetivo final, según León XIV, debe ser la construcción de una «ciudad-jardín» donde la armonía entre todas las criaturas sea la norma y no la excepción.
Aunque el Jubileo llega a su fin cronológico, el Papa insistió en que el compromiso con la justicia social y la preservación del medio ambiente es una misión permanente que no concluye con el cierre de la Puerta Santa.
