La participación de Javier Milei en la 67° Cumbre de Jefes de Estado en Foz de Iguazú dejó un saldo de aislamiento y agresividad discursiva que puso en jaque la estabilidad diplomática del bloque. Lejos de buscar consensos, el mandatario argentino utilizó el estrado para descalificar la historia del organismo y confrontar directamente con sus pares.
Un Ataque a la Institucionalidad Regional
Con un lenguaje cargado de hostilidad, Milei calificó al Mercosur como un «costo económico» innecesario. Su intervención no fue una propuesta de mejora, sino una impugnación total a los pilares de la integración regional:
- Desprecio por los acuerdos previos: Al sentenciar que «ninguno de los objetivos se cumplió», el Presidente desestimó décadas de tratados y esfuerzos de coordinación comercial y política.
- Agitador contra la burocracia: Utilizó el concepto de «burocracia sobredimensionada» para atacar la estructura administrativa del bloque, sugiriendo un desmantelamiento que dejaría a los países miembros sin marcos regulatorios comunes.
- Visión mercantilista extrema: Redujo la importancia de la unión regional exclusivamente al comercio, ignorando los aspectos culturales, sociales y de seguridad que integran el espíritu del Mercosur.
La Ruptura de las Formas Diplomáticas
El comportamiento de Milei durante la cumbre fue percibido como un agravio a la cortesía internacional, especialmente hacia el anfitrión brasileño:
- La frialdad con Lula da Silva: El saludo gélido y la distancia física con el presidente de Brasil no fueron gestos menores; representaron la voluntad de Milei de anteponer sus diferencias ideológicas personales por sobre los intereses estratégicos de la nación argentina.
- Alineación con potencias externas: Resultó provocador el hecho de que, en una cumbre de integración sudamericana, Milei dedicara parte de su tiempo a celebrar las políticas de Donald Trump y Estados Unidos, marcando una subordinación geopolítica que choca con la autonomía del bloque.
El Uso de la Cumbre como Plataforma Ideológica
En lugar de presentar planes técnicos, el mandatario optó por endurecer su retórica sobre Venezuela, utilizando calificativos como «narcoterrorista» en un ámbito donde se busca tradicionalmente la resolución pacífica de conflictos. Esta postura no solo tensa las relaciones con los países que proponen vías de diálogo, sino que fractura la unidad necesaria para negociar con otros bloques como la Unión Europea.
Conclusión de un Mensaje Divisivo
El mensaje de Milei en Brasil fue, en esencia, una declaración de principios anti-integración. Al exigir una «reforma integral» bajo términos de competencia salvaje y alineamiento externo, el Presidente argentino parece estar pavimentando el camino para una salida de facto o un vaciamiento de las funciones del Mercosur, dejando a la región más vulnerable y fragmentada.