A pesar de la retórica oficial sobre el «equilibrio fiscal» y el ajuste, la realidad de las cuentas públicas revela una dependencia alarmante del crédito externo. El Gobierno ha iniciado gestiones urgentes para contraer una nueva deuda de U$S 2.000 millones a través de un préstamo tipo REPO, una maniobra que no hace más que engrosar la pesada herencia de la deuda pública argentina.

El Retorno del «Bicicleteo» Financiero

Para cubrir los baches que la «motosierra» no pudo tapar, el Ministerio de Economía busca financiamiento de corto plazo (uno o dos años) entregando como garantía activos nacionales. Esta vez, el colateral serán los bonos soberanos Bonares 2035 y 2038, lo que implica poner en riesgo el escaso patrimonio financiero del Estado para obtener liquidez inmediata.

Los Puntos Clave de la Nueva Deuda:

• Monto: U$S 2.000 millones que se suman al stock de deuda existente.
• Uso: El dinero no se destinará a inversión productiva ni infraestructura, sino a pagar vencimientos de deudas anteriores y gastos operativos de enero de 2026.
• Emergencia: La demora del FMI en desembolsar U$S 1.050 millones ha forzado este «Plan B», evidenciando la fragilidad de las reservas del Banco Central.

Un Blindaje para la Especulación

El objetivo declarado es «blindar» el balance del BCRA para evitar una devaluación que parece inevitable ante la escasez de dólares genuinos. Sin embargo, este blindaje se construye sobre cimientos de barro: más deuda externa para sostener un tipo de cambio artificial que beneficia principalmente a los sectores financieros.

El Espejismo del Superávit

Mientras el ministro Luis Caputo asegura públicamente que están «cómodos» y que tienen los fondos para el primer trimestre de 2026, la búsqueda frenética de estos U$S 2.000 millones en las últimas 48 horas contradice el discurso oficial. Si el superávit fuera real y sostenible, el Estado no necesitaría recurrir a préstamos de emergencia con tasas que comprometen el presupuesto de los próximos años.

Conclusión: Más Deuda, Menos Soberanía

La estrategia de «pagar deuda con más deuda» profundiza el ciclo de dependencia financiera. Con vencimientos que ascienden a U$S 4.300 millones solo para el inicio de enero, el país queda atrapado en una carrera contra el reloj donde la única solución propuesta por el Ejecutivo es seguir incrementando el pasivo de todos los argentinos.