Tanto las de ARN mensajero como las basadas en adenovirus, son seguras y no modifican el genoma humano. Se basó en 3 informes que en ningún momento tratan el tema ni aseguran aquello que declaró el ex senador nacional. Mirá.
Por Chequeado.- El 6 de marzo último, el auditor general de la Nación y precandidato a presidente de Encuentro Republicano Federal, Miguel Ángel Pichetto, dio una entrevista al periodista Santiago Cúneo para el medio digital Canal 22 Web. Allí declaró que las vacunas contra la COVID-19 pueden “reconfigurar el ADN” y “cambiar su esquema”, de acuerdo con supuestos recientes estudios.
“No sé si me dieron agua o si me dieron veneno”, dijo Pichetto. Y agregó: “Nos dieron vacunas que no sabías qué te daban (…) y se las dieron también a jóvenes, que les pueden reconfigurar el ADN. Ahora los estudios dicen que puede hasta haber cambios en el esquema del ADN”.
Sin embargo, esto es falso. Las vacunas COVID-19, tanto de ARN mensajero como las basadas en adenovirus, no modifican el genoma humano. Chequeado ya desmintió en varias oportunidades esta afirmación que no tiene sustento científico.
Además, este medio se comunicó con el sector de prensa de Pichetto y le preguntó sobre los estudios recientes en los que se basó el abogado para realizar la afirmación. La respuesta fueron 3 documentos que en ningún momento tocan el tema ni aseguran aquello que declaró el ex senador nacional.
Las vacunas no modifican el genoma humano
Tanto las vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) como las de vectores virales (Sputnik V y AstraZeneca) contra la COVID-19 les dan instrucciones (material genético) a nuestras células para que comiencen a generar protección contra el coronavirus.
“Una vez que el organismo produce una respuesta inmunitaria, descarta todos los ingredientes de la vacuna, del mismo modo que descartaría cualquier información que las células ya no necesitan. Este proceso forma parte del funcionamiento normal del organismo”, explican en su web los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
El material genético que aportan las vacunas de ARNm nunca ingresa al núcleo de la célula, que es donde se aloja nuestro ADN. Por lo tanto, no pueden modificar nuestro genoma.
“Las vacunas de ARNm no modifican nuestro ADN”, explicó a Chequeado Yanina Petracca, directora de las Licenciaturas en Biotecnología y Bioinformática de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Y agregó: “Cuando nos vacunamos con este tipo de vacunas, nuestro cuerpo sólo recibe una instrucción específica (el ARNm) para que se fabrique una proteína del virus SARS CoV-2 contra la cual reacciona nuestro sistema inmune y se genera protección (anticuerpos). Está información solo persiste un tiempo limitado en nuestras células y luego se degrada naturalmente sin dejar rastros. Es decir, en ningún caso afecta a nuestro genoma”.
En el caso de las vacunas que utilizan un adenovirus como vector viral, aportan material genético para que nuestras células generen protección contra la COVID-19. Sin embargo, el vector viral no tiene la maquinaria necesaria para integrar su material genético en nuestro ADN, por lo que no puede alterar nuestro genoma.
También es falso afirmar que “no sabías que te daban”, como afirmó Pichetto. La composición de las vacunas aprobadas en la Argentina, así como en otros países del mundo (AstraZeneca, Sputnik, Sinopharm, Pfizer y Moderna), es pública y en ellas no hay ningún ingrediente desconocido.
Como contamos en esta nota, las vacunas contra el coronavirus son seguras y efectivas, y han sido una herramienta clave para superar la pandemia. Según un estudio publicado en la revista científica The Lancet Infectious Desease, las vacunas evitaron 20 millones de muertes en todo el mundo en 2021.
Qué dicen los supuestos estudios recientes
Durante la entrevista, Pichetto hizo referencia a supuestos estudios recientes que indicarían que las vacunas “pueden cambiar el esquema del ADN”.
Chequeado se comunicó con el sector de Prensa de Pichetto, desde donde enviaron 3 documentos como fuentes de la declaración del ex senador de la Nación.
El primero es un artículo de opinión (comment) -que fue publicado en mayo último en la revista científica The Lancet- titulado “Equilibrar el riesgo y el beneficio de las vacunas contra el SARS-CoV-2 en niños”. Allí se comentan los resultados de un estudio nacional francés que compara las tasas del síndrome inflamatorio multisistémico y miocarditis después de las vacunas COVID-19 de ARNm, administradas a niños de 12 a 17 años, con las tasas del síndrome inflamatorio multisistémico después de tener COVID-19.
El análisis concluye: “A pesar de que las vacunas se asocian con complicaciones inflamatorias raras, la relación riesgo-beneficio de la vacunación contra el SARS-CoV-2 continúa favoreciendo la vacunación, al menos en el grupo de edad de 12 a 17 años incluido en este estudio”. Es decir, recomienda la vacunación en niños.
El segundo texto, titulado “Adquisición de vacunas contra el COVID‑19 en la UE”, refiere a la estrategia que llevó a cabo la Unión Europea para adquirir vacunas durante la pandemia. A diferencia del primer estudio, ni siquiera evalúa las posibles contraindicaciones de las vacunas.
El último informe se titula “Acuerdos de compras anticipadas de vacunas COVID-19” y, como el mismo estudio señala, es parte de una campaña más amplia dirigida por la Izquierda en el Parlamento Europeo llamada #VaccineEquality (N. de la R: Igualdad de Vacunas). Es un llamamiento para que las vacunas y los tratamientos contra la COVID-19 se traten como bienes comunes mundiales accesibles para todos, en todos lados.
Es decir, no se afirma ni se toca el tema que trató Pichetto en ninguno de los 3 documentos compartidos por el sector de Prensa del ex senador nacional a este medio.
En conclusión, es falso que las vacunas COVID-19 “pueden reconfigurar el ADN”, como afirmó Pichetto. Los supuestos estudios recientes que menciona el precandidato a presidente no respaldan sus declaraciones. Al contrario, la evidencia científica es clara y contundente: las vacunas son seguras y efectivas y no modifican el genoma humano.