En el peritaje al celular se hallaron mensajes donde la secretaria decía «borren todo» y «está saliendo todo a la luz». Mirá.
«Chicas, borren todo lo del chat, mis fotos y demás. De lo de oficina. Plis». El pedido se lee en un llamativo mensaje que se pudo rescatar del celular de una de las asesoras del diputado Gerardo Milman en la causa donde se investiga el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner.
La mujer, Ivana Bohdziewicz, es una de las que estaban con el legislador de Juntos por el Cambio en el restaurante Casablanca cuando un testigo lo escuchó decir la frase «cuando la maten yo estoy camino a la costa». Esa escena es del 30 de agosto del año pasado, dos días antes del atentado. El mensaje en cuestión es del 29 y aparece en un grupo de WhatsApp de asesoras. La causa, radicada en el juzgado de María Eugenica Capuchetti, avanza a cuentagotas sobre la pista política, la posible autoría intelectual y la pata financiera del ataque, del que se cumplieron siete meses. La querella se queja. La fiscalía de Carlos Rívolo, quien se había opuesto a elevar rápido la causa a juicio (como quería la magistrada) y quería despejar interrogantes, impulsa medidas adicionales.
Peritaje con obstáculos
El hallazgo de los curiosos chats figura entre los resultados del peritaje que hizo finalmente la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) sobre los celulares de Bohdziewicz y de su compañera Carolina Gómez Mónaco, también presente en Casablanca. El fiscal Rívolo pidió ampliar la información y contextualizar los mensajes a la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) del Ministerio Público Fiscal. Parte de esas conversaciones fueron reveladas por el periodista Ariel Zak en C5N y exhibidas también en ese canal por José Manuel Ubeira -uno de los abogados de la vicepresidenta-, quien reclama avances en la causa.
Los dispositivos de ambas mujeres recién fueron secuestrados el 1 de diciembre pese a que la querella los pedía desde que fueron citadas por primera vez. Al entregar finalmente su celular al fiscal, Bohdziewicz dijo con asombrosa tranquilidad: «Quiero aclarar que borré todo». Precisó que hablaba tanto de mensajes como de fotos y argumentó que lo hizo porque creía que violarían su intimidad si le retenían el teléfono. «Borré todo porque no había posibilidad de seleccionar algunas cosas y tenía fotos íntimas mías comprometedoras. Por eso me asesoré», declaró. Según los chats que se conocen ahora, ya habría practicado el borrado antes frente a algo que ocultar, cuya relación con los hechos investigados todavía no está clara. Al testificar, ella aseguró que no había hablado nada relacionado con la planificación del atentado a CFK, sólo de la información que salía en los medios. Gómez Mónaco dijo que había cambiado el teléfono la semana anterior y que jamás había escuchado a su jefe decir la frase que se le atribuye.
La realidad, precisaron allegados a la investigación, es que la mayor parte del contenido de los mensajes y otra información del celular de Bohdziewicz se perdió. Habrá que ver si la DATIP consigue recuperar algo más. Los diálogos sospechosos que se pudieron detectar habían quedado sin borrar, o bien en la nube o en alguna carpeta. Ivana es la secretaria que explicó que se ocupaba de la agenda de Milman, sus viajes y reservas de hoteles, como en el caso del viaje a la costa, a Mar del Plata, que ella confirmó. En octubre del año pasado, tanto ella como Gómez Mónaco, dijeron ante la jueza que no estuvieron o no recordaban haber estado en Casablanca, hasta que les mostraron los videos que constataban su presencia y no tuvieron más remedio que aceptarlo. Capuchetti se negó a secuestrar los celulares. Desde entonces las asesoras tuvieron tiempo para hacer lo que quisieran con los aparatos. A fin de noviembre, la Cámara Federal dijo que era una medida procedente.
Movimientos extraños
Bohdziewicz salió del grupo donde había pedido borrar todo el 30 de agosto, el día de Casablanca, y volvió el 14 de septiembre, según detallaron fuentes judiciales. De todos modos, en el ínterin las asesoras armaron otro grupo de WhatsApp. Más adelante, 8 de noviembre, Ivana puso un comentario que decía «está saliendo todo a la luz». Luego agregaba: «El sábado me encontré con amigos que trabajan en C5N y me dijeron que tienen info mía también pero como me conocen no me van a nombrar más. Eso es tener contactos. Vaya uno a saber qué tienen».
Los investigadores suponen que cuando Ivana habla de lo que estaba «saliendo a la luz» se podría referir a cuestiones que se hicieron públicas por esos días: Gómez Mónaco fue designada titular de la Escuela de Inteligencia del Delito (ESID) en septiembre de 2017, cuando el secretario de Seguridad era Milman y la ministra era Patricia Bullrich, y al mismo tiempo abría un centro de tratamientos corporales, Luxa Estética, con una inversión difícil de explicar. Gómez Mónaco, exMiss Argentina, no tenía antecedentes que explicaran su cargo en inteligencia y asuntos criminales. Su hermana pasó en aquel entonces también a manejar el dinero de la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DiNiCri), lo que incluía fondos reservados, es decir, los que se pueden asignar sin controles. Hay una denuncia penal que hizo el abogado Yamil Castro Bianchi de la que no se conocen resultados hasta el momento. La causa está a cargo de Julián Ercolini.
En otros retazos de las conversaciones de Bohdziewicz, le comenta a alguien que aparece como Norberto Novoa que lo importante es «salir de esta», que es necesario «emprolijar a Florencia» y evitar que la investiguen a ella. Florencia podría ser, suponen en la querella, la diputada Florencia Retamoso, esposa de Milman. El año pasado se supo que ambos son afectos a contratar muchos asesores: 34 Milman (entre ellos Laura Alonso con un sueldo de 400 mil pesos), y 18 ella.
Una de las medidas con que insistieron Ubeira y el abogado Marcos Aldazabal y que aún no se produjo, es que se vuelva a citar a declarar al testigo que escuchó a Milman, Jorge Abello, asesor del diputado Marcos Cleri (Frente de Todos). Cleri entregó el año pasado, con certificación de un escribano, un intercambio de WhatsApp donde Abello le contaba, horas después del atentado, lo que había escuchado dos días antes en Casablanca. «Creeme estoy temblando», le decía, después de entender lo que dijo haber oído. Milman denunció al testigo por falso testimonio, la jueza le hizo lugar y lo mandó a otro juzgado. El hombre pasó a ser acusado, en el ínterin tuvo un ACV, pero su relato es fundamental y ya está en condiciones de volver a hablar.
Hasta ahora están detenidos y procesados en la causa Fernando Sabag Montiel -el hombre que intentó disparar pero falló-, Brenda Uliarte -quien lo acompañaba, acusada como coautora- y Gabriel Carrizo -sobre quien todavía se discute si su papel fue como partícipe o coautor, después de que se conocieran mensajes donde decía «recién intentamos matar a Cristina»-. Además, a Carrizo se le atribuye haber facilitado un arma que no se usó, de la que él mismo hablaba con sus allegados. La querella recusó en dos oportunidades a la jueza Capuchetti, pero el juez de Casación Guillermo Yacobucci la confirmó en la causa. Ubeira anunció que irán a la Corte Suprema por esta cuestión.
Otro asunto vinculado a Milman que quedó en el limbo judicial, pero que lleva a la pregunta fundamental sobre su papel, es su presentación -dos semanas antes del atentado- de un curioso proyecto donde pedía informes sobre la custodia de CFK y la de los jueces y fiscales de la causa Vialidad. El intento de magnicidio fue en medio de las manifestaciones en apoyo a la vicepresidenta a raíz del alegato del fiscal Diego Luciani, que pedía 12 años de cárcel para ella. El proyecto parecía anticipar lo que Milman consideraba podía ser un falso ataque a la expresidenta. “No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales en las que se halla y no puede salir, y recrear un nuevo 17 de octubre que la reivindique ante sus seguidores”, decía el texto. Pero Milman nunca declaró bajo ninguna modalidad para decir si estaba al tanto del atentado y, en tal caso, por qué no hizo nada para frenarlo.