«Nos fuimos a Av. De Mayo 953, 3er. piso, oficina de Patricia Bullrich. Llegamos ahí, no había nadie, solo estaba (Gerardo) Milman con el perito, cuyo nombre no recuerdo, pero era morocho, grandote, de unos 60 años aproximadamente, vestido de civil, no recuerdo si estaba con bastón. En ese momento, nos enteramos por Milman, no se si abogados o qué, que habían pedido el secuestro de nuestros celulares. Nunca dijo quién le informó. Y en ese mismo momento le di mi teléfono y estuvo analizándolo y decide borrar todo«. Esas fueron las palabras exactas con las que Ivana Bohdziewicz, una exsecretaria de Milman, reveló la estrategia montada desde la oficina de la entonces presidenta del PRO y ahora precandidata presidencial, para eliminar pruebas que debían ser incorporadas a la causa sobre el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. Su sorpresiva declaración en el expediente fue revelada por Página/12 y este lunes se conoció su relato con lujo de detalles. La querella de CFK analiza pedir sea incorporada al Programa Nacional de Protección de Testigos y es probable que pida una serie de medidas nuevas.
Bullrich salió a hacerse la desentendida y atacar al gobierno. «Ya no saben que inventar», tuiteó. Ante una pregunta del periodista Lautaro Maislin se explayó: «Verso total, no tengo la menor idea de lo que hablan, y no llevé nunca a nadie ni conozco absolutamente nada, todo eso es un invento, del atentado… nada que ver, me sorprende la creatividad…». En la declaración de la excolaboradora de Milman hay varias referencias a que ella habría estado al tanto de la maniobra, y ofreciendo asesoramiento. Incluso contó que la mandaron a hablar con su abogado, Julián Curi.
Los ángeles de Milman
Bohdziewicz trabajó con Milman hasta el 2 de enero cuando, dijo, recibió el aviso de despido. Es una de las dos mujeres que estaban con el diputado de JxC el 30 de agosto –dos días antes del atentado– en el bar Casablanca cuando un testigo, asesor del diputado Marcos Cleri (FdT), le escuchó decir «cuando la maten yo estoy camino a la costa». La otra era Carolina Gómez Mónaco, una exmiss Argentina nombrada directora de la Escuela de Inteligencia del Delito durante la gestión Bullrich-Milman en el Ministerio de Seguridad. Gómez Mónaco conserva el trabajo.
Ambas declararon por primera vez el 26 de octubre. Aparentaron no acordarse de que habían estado en el emblemático bar, pero cuando les mostraron la filmación que las desmentía recuperaron la memoria. Pese a la insistencia de la querella, la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo no les quisieron secuestrar los teléfonos. Esto les dio tiempo para hacer desaparecer información. Cuando tuvieron que entregar los aparatos, 40 días más tarde, Bohdziewicz dijo que había borrado con asesoramiento todo para proteger su intimidad. Lo que reveló ahora es que no fue por voluntad propia y que todo sucedió en las oficinas de Bullrich, con Milman presente.
Cómo se borró todo en las oficinas de Bullrich
Bohdziewicz mostró que estaba todo preparado para recibirla donde tiene su sede el Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad (IEES), que dirige Bullrich, denunciado por desviar dinero para su campaña. Gómez Mónaco la fue llevando. «El 10 de noviembre del año pasado me llama Carolina –repasó–. Carolina tiene dos líneas, una no está a su nombre. Me llama desde ese celular y me dice de reunirnos pasado el mediodía, que íbamos a un local de Tienda de Café sobre la Av. Scalabrini Ortiz, a dos cuadras pasando Santa Fe. Nos juntamos y me empieza a preocupar diciéndome que los medios, todo lo que era la parte mediática estaba avanzando, me transmite preocupación y me comenta que había hablado con Jerry (apodo de Milman), que para ese momento estaba desaparecido, y Carolina decía que se ponga las pilas que nos dé un respaldo que con el Mundial no se calmaba nada, y me comenta que Milman le dijo que había hablado con Patricia y que nos iba a poner un perito para ver la información que tenían los celulares porque era probable que se filtrara nuestra información».
«Deciden borrar todo y yo accedí», dijo Ivana. «Tampoco creí que iba a ser tan grave y me iba a perjudicar hacerlo. Estaba Carolina, ella con dos celulares, llama a su abogado Diego, no sé el apellido, y en alta voz hablando con Jerry y el perito, deciden que Carolina se vaya a comprar un celular nuevo«, contó. Lo iba comprar con su tarjeta, para que pareciera un tema personal y le indicaron cambiar la contraseña de ICloud (era un Iphone) donde se supone que está todo su contenido almacenado para cambiarla. Entregarían ese teléfono a la justicia. Con el otro, dijo, harían como si no existiera.
Con Goméz Mónaco, según la exsecretaria, fueron en subte y estuvieron cuatro horas en la oficina de Bullrich, de 15 a 19. Para volver las llevó el chofer de Milman, en un auto gris. «El perito manipuló mi teléfono, solo el mío. Con respecto al de Carolina la idea era que ella comprara otro teléfono. En mi caso, borró la información de mi teléfono porque yo estaba aterrorizada por mi información personal (…) Con el celular que tenía Carolina no sé que hizo. Creo que se lo donaba a la hermana», repasó. Pero también dijo que el perito «manipuló» el teléfono de Milman, aunque no sabe qué hicieron con el aparato. Aún no se sabe quién es el perito. En la página web del IEES figura como parte del equipo el «ingeniero electrónico» Jorge Teodoro.
El 1 de diciembre las mujeres volvieron a declarar ya que la Cámara Federal indicó que se debía profundizar la «pista Milman», que había quedado a mitad de camino. Ahí fue cuando les secuestraron los teléfonos. Antes tuvieron tiempo para hacer desaparecer lo que quisieran. Bohdziewicz dijo que en cuanto tuvo un teléfono nuevo, al configurar el whatsapp encontró una copia de seguridad. Se sorprendió porque creyó que estaba todo borrado y la entregó a la justicia. Unos días después la echaron.
Milman, el hombre que veía el futuro
Entre algunas de las contradicciones en que habían incurrido las dos secretarias estaba la cuestión del viaje de Milman a la costa, a Pinamar más precisamente. Gómez Mónaco parecía no acordarse. Bohdziewicz dijo que había estado unos pocos minutos en Casablanca para hablar de eso. «Yo lo iba a acompañar y no lo terminé acompañando porque (…) llamé al hotel» y «había solo una habitación» reservada, declaró. Quería decir que eso la incomodaba. Por esos días, contó, a Milman «se lo veía molesto».
Después del atentado, relató Bohdziewicz, le llamó la atención un mensaje de Milman a su equipo donde se jactaba de haberse anticipado al intento de asesinato. «Me acuerdo que Jerry nos dice en un grupo que busquemos el proyecto del día –no recuerdo la fecha– y que lo leyéramos, como canchereando, como que veía el futuro. Estábamos hablando del proyecto de la custodia y todo ese coso, que la verdad nunca lo leí».
En efecto, dos semanas antes del intento de magnicidio, Milman había presentado un proyecto donde reclamaba saber qué medidas estaba tomando el Poder Ejecutivo «para frenar la escalada de violencia y amenazas hacia periodistas, jueces, fiscales…» que parecía relacionar con el juicio de Vialidad. También pedía saber la situación de la custodia de la vicepresidenta y si se reforzaría. Incluía algunas frases que explican la jactancia del diputado: «No vaya a ser que algún vanguardista iluminado pretenda favorecer el clima de violencia que se está armando, con un falso ataque a la figura de Cristina, para victimizarla, sacarla de entre las cuerdas judiciales en las que se halla y no puede salir, y recrear un nuevo 17 de octubre que la reivindique ante sus seguidores».
Los aprietes
En el peritaje del celular de Ivana se habían rescatado mensajes dudosos. «Chicas borren todo», dijo dos días antes del encuentro en Casablanca en el grupo «Las reinas de la oficina». Al declarar sostuvo que aludían a una «mala semana» en que Milman las echó a todas. Cuando se difundieron, Gómez Mónaco le dijo: «Estoy hablando con el abogado de Patricia para que vayas a hablar con él». Y ella fue. Durante un mes dijo que no habló con nadie más, hasta que Gómez Mónaco empezó a mandarle mensajes y luego a llamarla cerca de fin de abril. Bohdziewicz se había contactado con un nuevo abogado, Rafael Benedicto Díaz Flaqué, con la idea de volver a declarar. El martes último el letrado fue a la fiscalía de Rívolo a plantear el pedido, pero le informaron que el fiscal se estaba por tomar licencia y que era mejor esperar. La citaron para el 10 de mayo.
De algún misterioso modo Gómez Mónaco se debe haber enterado de los planes de Ivana de volver a testificar. Primero le escribía mensajes con frases como «Hola linda como estás? Hace rato pensaba en vos (…) avisame si querés en la semana nos juntamos (…) Se te extraña». La llamaba una y otra vez, ella le ponía excusas para no atender. «Me daba un poco de cagazo no contestarle y que se me plante en la puerta de mi casa», declaró. Carolina le reenvió un audio del abogado, que parecía una advertencia, donde pedía explicaciones. «Ivi! Perdón la hora. Me mandó este audio Diego el abogado. Qué pasó te presentaste posta? O está flasheando Diego? Yo quiero que me devuelvan el maldito teléfono. Avisame si te presentás que yo me presento de una con vos!» Insistió con llamadas sin respuesta. Y Gómez Mónaco le escribió: «Porfa no me traiciones vos tmb!». Después esto Bohdziewicz se presentó directamente el viernes «en virtud de haber recibido presiones». Habló y dejó los mensajes y audios de su celular. Estaba como subrogante la fiscala Alejandra Mangano. Rívolo ya regresó.
Queda claro, contra la intención de Capuchetti y el fiscal de dar por terminada la investigación, que queda mucho por dilucidar sobre la pista política y financiera.