Con 56 positivos, 13 negativos y 3 abstenciones, el Senado de la Nación aprobó el acuerdo con el FMI.
Sin la presencia de Cristina Fernández de Kirchner y con un quórum de 48 senadores que aseguraban los dos tercios necesarios para iniciar el tratamiento sobre tablas, el Senado de la Nación comenzó pasadas las 14 horas a dar el debate que terminó con la sanción por 56 votos a favor, 13 en contra y 3 abstenciones, del proyecto que le otorgó el permiso al Gobierno para reestructurar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Dentro de los legisladores del Frente de Todos que no acompañaron la ley, hubo algunos que se abstuvieron, pero de acuerdo con las reglas del recinto cuando ocurre esto son considerados como votos negativos.
Cuando estaba exponiendo el jefe del bloque de la Unión Cívica Radical (UCR), Luis Naidenoff, la Cristina Kirchner tomó sus pertenencias y se retiró del Congreso, por lo que el momento de la votación fue coordinado por la presidenta provisional de la Cámara alta, Claudia Ledesma Abdala.
Luego de más de nueve horas de debate, llegó el momento de la votación y la expectativa estaba puesta en qué iban a hacer los legisladores ligados al cristinismo o La Cámpora y finalmente votaron como estaba previsto. La novedad es que, a diferencia de lo que sucedió en la Cámara de Diputados, algunos de lo que se opusieron al proyecto tomaron la palabra.
“No se le iba a negar la palabra a ninguno, el acuerdo es que tratáramos que los discursos no sean incendiarios”, explicó un senador del Frente de Todos que votó de manera favorable. “La bajada fue simple, hay libertad de acción, pero también había una idea clara de no ir al choque porque nadie quiere que se diga que Cristina Kirchner detonó el acuerdo”, agregó.
Y 4 de los 14 señalados que al principio de la sesión se señalaban como los que iban a votar en contra se anotaron como oradores. Las senadoras María Inés Pilatti Vergara, Nora Del Valle Giménez y María Eugenia Catalfamo anticiparon su voto en contra mientras que Silvia Sapag confirmó su voluntad de abstención, precisa Infobae.
La senadora kirchnerista Nora del Valle Giménez (Salta) dijo que no votaba “en contra del gobierno, del presidente ni de la vice. Voto en contra de la deuda ilegítima que dejó Macri y del FMI. Las deudas se honran, pero las estafas se denuncian”, dijo.
Algo similar fue el caso de la neuquina Silvia Sapag quien aseguraba que “esta es una deuda odiosa, donde están en connivencia quien otorga el crédito y quien lo pide. Fue el plan perfecto”, dijo.
Pero quien fue la primera en anunciar, sin rodeos ni metáforas, que votaría en contra fue la senadora Nora del Valle Giménez, quien justo en el momento en que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner retomaba su lugar como presidenta de la Cámara, aseguraba “señora presidenta, adelanto mi voto negativo. Pero que nadie se confunda, mi voto no es en contra de mi gobierno, no voto en contra de mi presidente ni de mi vicepresidenta, ni voto en contra del Frente al cual pertenezco”.
Por el lado de la oposición también hubo sorpresas porque, aunque habían adelantado que los 33 senadores de Juntos por el Cambio iban a votar en la misma línea y eso era apoyando el proyecto de ley, durante el transcurso del debate aparecieron varias voces que adelantaban sus abstenciones, como el caso de la senadora Lucila Crexell.
Uno de los momentos más festejados por el bloque de Juntos por el Cambio fue al comienzo del debate en donde el senador Martín Lousteau hizo su exposición. Luego de confirmar que votaría a favor del proyecto de acuerdo con el FMI, apuntó contra el gasto público y ejemplificó:“Mientras la provincia de Corrientes se incendiaba, la Secretaría de Ambiente se gastó 30 millones de pesos para explicar todo lo que no hicieron por los correntinos”. La parte más destacada fue cuando leyó varios fragmentos del libro “Sinceramente”, que escribió Cristina Kirchner en 2019, antes de ser candidata a vicepresidenta. El senador reprodujo los pasajes donde la ex presidenta se refería a la gestión del patrimonio familiar, en movimientos que, para el kirchnerismo, se trataría de “fuga de capitales”.