Es la aeronave que empleó la Armada para arrojar a las aguas del mar a tres mujeres «civiles» y a las monjas francesas, en diciembre de 1977.
Fue el último espacio en el que estuvieron con vida los doce secuestrados de la Iglesia de la Santa Cruz antes de que los represores los arrojaran a las frías aguas del Mar Argentino. El Short Skyvan, que supo ser el PA-51 de la Prefectura Naval Argentina (PNA), aterrizó este sábado en el Aeroparque Jorge Newbery después de casi 30 años fuera del país.
La repatriación -reclamada por las hijas de las Madres de Plaza de Mayo que fueron víctimas de uno de los vuelos de la muerte que realizó- fue motorizada por el gobierno para que el avión quede como un símbolo del horror de la última dictadura, como la materialización de la fase final del exterminio.
El 14 de diciembre de 1977, a las 21.30, despegó el PA-51 desde la parte militar del Aeroparque porteño. Llevaba a doce personas que habían sido secuestradas entre el 8 y el 10 de diciembre de ese año -después de la infiltración de Alfredo Astiz- y trasladadas a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde habían sido torturadas y sometidas a condiciones inhumanas de vida.
Entre ellos estaban tres Madres de Plaza de Mayo -su fundadora, Azucena Villaflor, y otras dos integrantes, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco- y las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, cuyo secuestro había generado un verdadero escándalo internacional para la dictadura.
En la tarde de este sábado, el avión volvió al mismo lugar. El viaje demoró 20 días. El Skyvan despegó el 3 de junio pasado desde Estados Unidos -donde era usado para entrenamiento militar-. Por averías estuvo unos días frenado en Jamaica. El viernes último aterrizó en Tucumán, proveniente de Bolivia. Allí estuvo unas horas para seguir hasta la Ciudad de Buenos Aires.
La confirmación de que el gobierno del Frente de Todos repatriaría el avión llegó en enero de este año. Las gestiones quedaron en manos del ministro de Economía, Sergio Massa. Fue a partir de un pedido de Cecilia De Vincenti, hija de Azucena, y de Mabel Careaga, hija de Esther. Taty Almeida, referente de Madres-Línea Fundadora, fue otra de las impulsoras de recuperar el avión.
Se espera que el lunes o martes se haga una recepción formal en la que participarán familiares de las víctimas y organismos de derechos humanos. Está previsto que el Skyvan sea trasladado al Espacio Memoria y Derechos Humanos -exESMA- para ser exhibido allí como una prueba material del horror. Todavía no se conoce cuándo sería la instalación.