Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro.
Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.
Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo: «No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho.»
Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
Palabra del Señor
Comentario
Estamos a la espera, con ansias de que llegue la noche, para que esta vigilia nos lleve inexorablemente a reconocer a Jesús resucitado en nuestras vidas, y eso nos transforme. Lo que queremos conocer nos tiene que transformar, sino todavía no es conocido. ¿Quién de nosotros no lo necesita? Pero mientras tanto, mientras andamos por la vida, ¿quién de nosotros no enfrentó una situación como la de las mujeres yendo al sepulcro, en Algo del Evangelio de hoy? La duda, el increencia, la desesperanza, la desazón, la tristeza, el miedo. «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?», ¿quién nos va a ayudar a quitar la muerte de esta vida?, ¿quién nos va a ayudar a superar todas las situaciones de muerte que nos rodean? De alguna manera es esta pregunta: ¿quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro? Mujeres que iban en búsqueda de un cadáver se preguntan por algo lógico y necesario. No se imaginan que Dios romperá con toda la lógica humana, con todo lo imaginable. La resurrección es posible, ¿sabías? La resurrección fue real, no hay otro camino. Por eso estamos escuchando la Palabra de Dios y por eso a vos, cuando escuchas la Palabra de Dios, algo te pasa; eso no pasa con cualquier cosa. Por eso, según el relato y lo que nos muestra es que no será necesario finalmente correr la piedra del sepulcro, el mismo Jesús con la fuerza de su amor lo hará.
La Vigilia pascual es una celebración para llenarse de gozo y dar gracias. Gracias por la creación, gracias por el don de la vida, gracias porque Dios hizo grandes obras en la historia del Pueblo de Israel, en la historia de nuestro pueblo, pero gracias fundamentalmente porque Jesús ha resucitado. Gracias porque creemos en esto y podemos disfrutarlo. La Resurrección es la obra más grande y maravillosa del Padre en toda la historia de la humanidad, es la mayor manifestación de su amor, del amor que transformó para siempre las vidas de miles y miles y millones de personas.
Rescatando a su Hijo de la muerte nos rescata a todos de la muerte eterna y de todo lo que en nuestra vida cotidiana huele a muerte. Por eso podemos resucitar cada día, por eso esta Pascua es una nueva oportunidad para resucitar, para renovar nuestras promesas bautismales. Aquellas que hicieron nuestros padres o aquellas que hicimos nosotros por voluntad propia, pero que tenemos que ser conscientes una vez más, renunciar, renunciar a todo lo que nos aleja del amor de Dios y decir una vez más: «Creo. Creo, Señor, creo que sos Padre, que sos Hijo y que sos Espíritu. Creo que sos Padre misericordioso, amoroso y tierno, y que enviaste a tu Hijo al mundo para enseñarnos a vivir. Creo que tu Hijo, Jesús, murió por mí y resucitó, creo que está conmigo y con toda la humanidad hasta el fin de los tiempos. Creo en el Espíritu Santo, que fue enviado para habitar en nuestras almas y darnos vida a cada instante. Creo Señor que con tu amor infinito reestableciste los vínculos que rompemos nosotros por el pecado y por el mal de este mundo».
Quien cree en la Resurrección de Jesús sabe que las piedras que tapan nuestros corazones hechos sepulcros pueden ser corridas. ¿Lo crees? ¿Crees qué Jesús puede sacar esa piedra que te atora, que te traba, que no te deja amar, que no te deja ser feliz, cuando incluso tenés todo para hacerlo? Quien cree en la Resurrección de Jesús ve por todos lados vida, vida que vivifica, valga la redundancia, y da un nuevo sentido a cada cosa. Quien cree que Jesús está vivo y que quitó las piedras del sepulcro vive también como resucitado, dando gracias porque todo puede ser vencido, dando gracias porque hay una alegría profunda que nadie puede quitarnos, cree que las enemistades, los odios, las debilidades, la muerte y el dolor no tienen la última palabra. Todo puede ser vencido, no porque desaparezca, sino porque se enfrenta y se asume sabiendo que en lo profundo de nuestra alma hay un vínculo que jamás podrá romperse, el de ser hijos de Dios y el de ser hechos para la resurrección, para la Vida eterna.
¿Crees que vas a vivir eternamente? ¿Crees que hay una vida después de la muerte? ¿Crees que la resurrección abrió las puertas de la eternidad y que ya nadie podrá vencerlas, ni quitarnos esa gracia y ese regalo tan grande?
Que esta nueva Vigilia pascual nos quite los miedos, el miedo a todo lo que no nos deja amar y ser servidores de los demás. Que esta Vigilia pascual, esta nueva resurrección nos dé la fuerza para no bajarnos de la cruz, para seguir amando hasta el final. Que nos quite el miedo a todo lo que huele a sepulcro y muerte en nuestros corazones. Si Jesús verdaderamente resucitó, ¿a qué le tenés miedo?, ¿a qué le tenemos miedo? Verdaderamente ha resucitado el Señor y nos ha dado nueva vida.
Que tengamos un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre Misericordioso, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nuestros corazones y permanezca para siempre.
Fuente: Algo del Evangelio