El cadáver fue identificado por el padre de Mauro Mendoza, quien tenía 24 años. Hoy seguirán la búsqueda de su primo Javier Díaz.
Con las primeras luces del día, personal policial reanudó ayer la búsqueda de los dos pescadores que desaparecieron en las aguas del dique Figueroa, a donde habían ingresado a pescar en un bote a remo el miércoles a las cinco de la tarde de la semana pasada.
Los rastrillajes acuáticos estuvieron liderados por personal del Grupo Especial de Rescate (GER), mientras que para la búsqueda por las orillas del embalse se desplegaron efectivos del Departamento de Seguridad Ciudadana Nº 5 del barrio El Rincón de La Banda, de la subcomisaría de Bandera Bajada y del Cuerpo Guardia de Infantería.
Alrededor de las 12.40, los uniformados lograron ubicar un cuerpo en las aguas. El cadáver vestía una campera bordó y un pantalón de gimnasia negro, prendas que coincidían con las descriptas por familiares de Mauro Exequiel Mendoza (24 años).
En consecuencia, el cuerpo fue trasladado hasta la orilla del embalse, a la altura de la localidad de El Debastadero para realizar el reconocimiento, por orden de la fiscal Jacqueline Macció. El padre de Mauro confirmó que se trataba de su hijo.
El cuerpo fue examinado por el médico de Policía, quien no habría advertido signos de violencia. Posteriormente, fue trasladado a la morgue judicial para que le realizaran la autopsia.
Sin embargo, la tarea no finalizó. Hoy nuevamente los uniformados reanudarán la búsqueda para ubicar a Javier Ignacio Díaz (36), primo de Mauro y compañero de pesca.
Como se sabe, en distintos días de rastrillajes acuáticos, se ubicaron dos improvisados remos, fabricados con palos de escoba y un plástico duro en el extremo para avanzar en el agua, un par de zapatillas de Mendoza y la moto en la que se movilizaban los primos y que fue encontrada en inmediaciones del lago.