Según la Fundación Observatorio Pyme, cada vez hay una «mayor distancia entre la realidad y lo que espera el sector hacia adelante». Producción y ventas, para atrás, mientras aumentan despidos.
Las ventas de las pymes cayeron 9,5% interanual en el segundo trimestre y durante el período enero-junio acumularon una retracción del 8,5% en comparación al mismo período de 2023. La preocupación por la merma permanece siendo la más difundida en el sector y es comparable con la de ciclos recesivos como los de 2014, 2018-2019 y el primer semestre 2020, según un informe de la Fundación Observatorio Pyme.
Los datos de julio y agosto todavía no están procesados, y aunque las cifras de actividad del Indec y de consultoras privadas muestran un leve repunte intermensual y la inflación continúa en desaceleración, el aumento de costos salariales y de materias primas sigue ubicándose entre los principales problemas del sector. Y a ello se le suma ahora la rebaja del impuesto PAIS al 7,5% y la posibilidad de que crezcan las importaciones y afecten más la ya dañada industria nacional. Ya que si bien disminuye el costo de comprar insumos al exterior necesarios para la producción, la medida incentiva al mismo tiempo la importación de bienes terminados, publica Infobae.
En este marco, desde el Observatorio, que ahora conduce el economista Federico Poli, señalan que hay una evidente pérdida de rentabilidad, dado que el precio de las manufacturas de las pymes evolucionó por debajo de los tipos de cambio (oficial y MEP) y de los precios al consumidor de bienes y mayorista manufacturero general.
“Además, los precios al consumidor están creciendo por encima de los salarios y tipos de cambio. Por ende, se está verificando una pérdida de rentabilidad del sector por esta vía, a la par del atraso cambiario y la pérdida de poder de compra de los salarios. Este último fenómeno se da a pesar de que se incrementa en términos relativos el costo salarial para las PyME manufactureras, porque los salarios crecen por encima de los precios de las manufacturas PyME, pero por debajo de los precios al consumidor”, afirman desde la entidad.
También, hay que destacar que los industriales manifiestan su preocupación por la desregulación de importaciones, lo que generó un desplazamiento de la demanda hacia los bienes importados. La reciente reducción del Impuesto PAIS agrava esa situación. Si bien disminuye el costo de comprar insumos al exterior necesarios para la producción, incentiva la importación de bienes terminados.
El observatorio destacó que continúa la fase expansiva en las medianas empresas (aunque menor que el trimestre anterior), mientras que las pequeñas continúan en recesión, afectando el promedio del sector, que sigue mostrando una contracción. En este sentido, las ventas en las primeras crecieron 9,4%, mientras que en las segundas bajaron 21,6% en el segundo trimestre del año.
Federico Poli, director ejecutivo del observatorio, dijo que la producción (-17,3% interanual) está cayendo mucho más que las ventas debido a que había una acumulación de stocks. “Lo que ocurrió en los dos últimos años es que, a pesar de que no se vendía, se producía o se importaba. Se aumentó la importación de bienes y de insumos para la producción porque era una manera de dolarizarse al tipo de cambio oficial, era una manera de ahorrar. Entonces ese dato hacia futuro es importante porque hoy hay una exacerbación del impacto de la caída de las ventas sobre la producción”.
En cuanto al empleo, tanto medianas como pequeñas registraron mermas importantes. En las medianas la ocupación cayó 4,7% y en las pequeñas, 6,7%.
En tanto, según una encuesta de Industriales Pymes Argentinos (IPA), en el próximo semestre el 51,9% de las pymes mantendrán su staff de trabajadores. Y si bien existe un 17,3% de fábricas que tienen planificada la incorporación de empleados, casi un 31% de las empresas consultadas admitieron que recortarán su plantilla de colaboradores en el corto plazo.
Al mismo tiempo, el presidente de la entidad, Daniel Rosato, señaló que cuatro de cada diez fábricas nacionales se encuentran endeudadas, producto de la crisis de producción y la caída de las ventas, lo que puso en duda la posibilidad de las empresas de superar la retracción de la economía.
Expectativas de las pymes
En este sentido, el 43,3% de las pymes industriales señalaron que la situación de sus empresas empeorará durante los próximos seis meses; mientras que el 26,9% pronosticó la continuidad del actual escenario recesivo. Sólo el 29,8% de las fábricas consultadas esperan mejorar la actividad en lo que queda del 2024.
En cambio, en el estudio del Observatorio Pyme se ve un leve alza del indicador de confianza, más en las medianas empresas que en las pequeñas, aunque aún con sesgo pesimista. La propensión a invertir sigue alcanzando a menos de un tercio.
“El gap (distancia) entre expectativa y realidad está en máximos, como también ocurrió en el período 2015-2017. Hasta el momento, la realidad productiva ha evolucionado por un sendero distinto al de las expectativas impulsadas por el cambio político y el enunciado económico realizado por la nueva Administración Nacional. La pronunciada mejora de la confianza se plasma en mayor medida respecto de la situación del país que de la situación individual de la empresa”, asegura el informe.
“Es prácticamente unánime el problema de la inestabilidad política, económica y social, liderando el podio de dificultades actuales, aunque en una tendencia decreciente. Se sostiene, además, la insuficiencia de recursos humanos con las calificaciones requeridas, aunque en menor difusión que un año atrás, y persiste interanualmente el escaso margen de rentabilidad”, agrega.