Tras conocerse el nuevo índice del Indec, dos mujeres que trabajan en merenderos revelaron que familias enteras recurren a los lugares porque no llegan a fin de mes y no tienen adónde ir.

El 52,9% de pobreza no solo es un índice, sino que también marca un momento complicado en Argentina. La frase: “No tengo para comer” se escucha cada vez más y, por eso, los comedores se colmaron más de gente que hace un año. Se triplicó la necesidad y las referentas de merenderos cuentan en primera persona cómo lo viven.

Al margen de la pobreza, hay una realidad que también asusta: la ausencia del estado. Sonia y Victoria se hicieron presentes en Bien de Sábado con Adrián Salonia y revelaron cómo se vive sin ayudas. Revelaron que las donaciones de los vecinos son claves.

Victoria tiene un comedero en La Matanza y reveló: “Estamos en González Catán ahora. Hay mucha necesidad. Pero ahora faltan manos porque muchos compañeros tuvieron que dejar de venir para agarrar changas y llegar a fin de mes. Vienen 450 personas x día entre merienda, cena”.

Por su parte, Sonia contó: “Se está haciendo muy difícil de pasar de 50/60 personas a casi 300 es una barbaridad. A cada rato te golpean las manos y te piden algo para comer. No hay que darles nada así nomás para figurar, esto es con amor. No hay nada de parte del estado nacional, ni siquiera la promesa de que va a haber algo”.

Consideran también que el índice de pobreza publicado no es real y que hay muchos más pobres: “Hay un gobierno que tiene bien claro que quiere que nosotros nos muramos de hambre. El Estado no se quiere hacer cargo y esto va a ser peor”.