Se destacan las acciones que buscan transformar la cultura de reposición por un modelo de donación voluntaria y frecuente, un cambio de paradigma necesario para garantizar un suministro constante y seguro de sangre en Argentina.
En el Día Nacional del Donante de Sangre, se destacan las acciones que buscan transformar la cultura de reposición por un modelo de donación voluntaria y frecuente, un cambio de paradigma necesario para garantizar un suministro constante y seguro de sangre en Argentina.
Según estadísticas, un solo donante puede salvar hasta cuatro vidas, y 9 de cada 10 personas necesitarán una transfusión en algún momento de su vida. Esta cifra resalta la importancia de contar con una red sólida de donantes voluntarios que no solo den en momentos de emergencia, sino de manera regular, asegurando la disponibilidad de sangre para quienes la necesiten.
Desde hace años, tanto el Ministerio de Salud de Argentina como organismos internacionales, entre ellos la Organización Mundial de la Salud (OMS), promueven el modelo de donación 100% voluntaria, alejándose de la tradicional donación de reposición, donde los familiares o amigos de un paciente son los encargados de donar sangre para él.
La Dra. Miriam María Méndez, jefa del Banco de Sangre del Hospital Alemán de Buenos Aires, explica que el objetivo del modelo voluntario es garantizar la autosuficiencia, seguridad y calidad del suministro sanguíneo en el país. En países que han adoptado este sistema, se ha demostrado que es más seguro y más previsible, además de generar un mayor compromiso de los donantes, quienes, al estar mejor informados, son conscientes de los riesgos y beneficios de donar sangre regularmente.
La necesidad de transfusiones sanguíneas es constante en muchos ámbitos de la medicina. En procedimientos como cirugías cardiovasculares, tratamientos oncológicos, partos complicados y en casos de emergencias, como accidentes graves, la sangre es indispensable para salvar vidas. De allí la urgencia de contar con donantes frecuentes y comprometidos.
«Donar no debe ser algo que solo se haga cuando alguien cercano lo necesita, la necesidad es diaria», enfatiza la Dra. Méndez. Para promover este cambio, el trabajo educativo desde temprana edad es fundamental. La Ley 25.936 de 2004 establece que la donación de sangre debe ser parte de los programas educativos, fomentando desde niños una cultura solidaria que entienda la importancia de donar con regularidad.
La concientización colectiva es clave para reemplazar el modelo de reposición por el voluntario. La Dirección de Medicina Transfusional del Ministerio de Salud de la Nación estima que si entre el 3% y el 5% de la población sana donara dos veces al año, se cubrirían todas las necesidades del país. En este contexto, las escuelas juegan un papel esencial no solo como formadoras de futuros donantes, sino también como agentes de difusión en sus comunidades. «El alumno no solo aprende a donar, sino que se convierte en un agente multiplicador de la cultura solidaria», explicó Silvio Sanso, director de la Escuela Campos Verdes, en Buenos Aires.
A pesar del crecimiento de la donación voluntaria, el modelo de reposición sigue predominando en el país. La Dra. Méndez afirma que este sistema de reposición aún cubre una parte importante de la demanda transfusional, pero el objetivo es cambiar este patrón a través de la educación y el compromiso social.
El donante voluntario y habitual es el más seguro, ya que está bien informado, comprende las implicaciones sanitarias y dona de forma altruista, sin presiones externas. «Es un gesto anónimo y solidario que salva vidas», agrega la especialista. Este tipo de donante no solo ayuda a mejorar la salud de los pacientes, sino que también fortalece el sistema de salud, contribuyendo a la prevención de infecciones y asegurando que la sangre esté disponible en momentos de emergencia.
En resumen, la donación voluntaria y frecuente no solo es una necesidad médica, sino también un acto de solidaridad que permite salvar vidas todos los días. Sin sangre, no hay vida, y transformar la cultura de reposición en una de donación voluntaria es fundamental para que, en Argentina, la sangre esté siempre disponible para quienes más lo necesitan.