El dinero era la recaudación de una verdulería. Sospechan de tres empleadas que fueron demoradas y luego liberadas.

Una mujer de 33 años y su pareja, de 46, quienes tienen una verdulería en el barrio Rivadavia, regresaron a las cuatro de la tarde a su domicilio de la calle Formosa del barrio Juan Felipe Ibarra. Seguidamente, la comerciante guardó $ 2.800.000 en el placard de la habitación matrimonial. Tres horas después, el hombre se trasladó nuevamente a la verdulería.

De acuerdo con la denuncia de la mujer, a las 18.30, llegaron tres empleadas –madre y dos hijas-, quienes trabajan en un carro de venta de comidas que también es de su propiedad y comenzaron a preparar los alimentos en el interior de la casa de la comerciante. Seguidamente, la mujer se trasladó hasta la vereda para regar y a las 19 se presentó un empleado de la verdulería, que había sido enviado por su concubino, para que llevara dinero al negocio. La mujer extrajo 50 mil pesos de los $ 2.800.000 que había en el placard y le dio al empleado. Esa fue la última vez que la comerciante vio los fajos de dinero. A las 20, la mujer siguió regando el patio de la propiedad, mientras las empleadas seguían con su labor en el interior de la vivienda.

A las diez de la noche, regresó la pareja de la comerciante, pero se acostó a descansar sin verificar la presencia de la recaudación.

Posteriormente, a la 1.30 se cerró el carro de venta de comidas y las empleadas se marcharon.

Al día siguiente, a las 8.30, la comerciante se dirigió al placard para sacar la plata para dirigirse al mercado a comprar mercadería para la verdulería, ocasión en la que advirtió que habían desaparecido $ 2.050.000 que estaban armados en fajos de billetes de 20 mil pesos.

Al analizar los movimientos en la casa, la damnificada denunció que le llamó la atención que una de las empleadas se retiró temprano, antes de las diez de la noche, y previamente había ingresado al baño de la casa.

Tras la denuncia, madre e hijas fueron trasladadas a la sede de la Comisaría Nº 59, donde permanecieron varias horas a disposición de la fiscal Jacqueline Macció, quien finalmente ordenó que siguieran en libertad.

Finalmente, por orden judicial, los policías profundizan las averiguaciones para determinar a qué hora sucedió el hecho ilícito e identificar a los autores.