La peregrinación fue a pie y a caballo, con banderas argentinas.

La comunidad religiosa del paraje Pozo Salado (departamento Alberdi) se congregó para dar inicio a una de las celebraciones patronales en honor a Nuestra Señora de Luján, patrona del pueblo y protectora de los viajeros, los hogares y los más necesitados.

Como cada año, la jornada comenzó con una emotiva procesión que recorrió la localidad cercana a Campo Gallo, encabezada por la imagen de la Virgen. Escoltada por jinetes a caballo, con banderas celestes y blancas, flores y niños, la figura fue llevada por vecinos que, con paso lento y devoto, avanzaron entre cánticos, oraciones y lágrimas.

Tras la procesión, la comunidad se congregó en la pequeña capilla de Pozo Salado, decorada con guirnaldas, mantas tejidas a mano y flores del desierto, para dar lugar a la celebración eucarística. El padre Miguel, llegado desde la parroquia de San Antonio Oeste, ofició la misa con un mensaje centrado en la esperanza y el compromiso con los valores de la solidaridad.

«La fe no es solo un acto de devoción, sino un gesto cotidiano. Aquí, donde a veces parece que el Estado no llega, la fe sí llega. Y llega a través del otro», expresó en su homilía.

La misa fue acompañada por el coro comunitario, integrado por jóvenes y adultos, que ensayaron durante semanas para este momento.