El abogado de la familia, Darío Baggini, sostiene que «no podemos hablar de un chico que se perdió, la situación es peor que un homicidio o un secuestro».
(Ballesteros Sud, Córdoba) – Han pasado 20 días desde la desaparición de Lian Gael Flores Soraide, el niño de tres años oriundo de Ballesteros Sud, y la investigación continúa sin ofrecer respuestas concretas. Bajo un estricto secreto de sumario, las autoridades provinciales no descartan ninguna hipótesis mientras los rastrillajes realizados hasta el momento no han arrojado resultados.
El abogado de la familia, Darío Baggini, sostiene que «no podemos hablar de un chico que se perdió, la situación es peor que un homicidio o un secuestro». En declaraciones a Noticias Argentinas, el letrado enfatizó que no cree que el pequeño simplemente se haya extraviado y planteó la posibilidad de encubrimientos en el proceso de investigación. En este contexto, se están analizando celulares, cámaras de seguridad y pruebas a nivel internacional.
Lian fue visto por última vez el sábado 22 de febrero, alrededor de las 15 horas, cuando salió a jugar al patio de su casa y nunca regresó. A lo largo de la investigación, se llevaron a cabo excavaciones, remoción de montículos de tierra e inspecciones en hornos de ladrillo con perros rastreadores y georradares, sin obtener pistas sobre su paradero.
Caso Lian: para el abogado, «es peor que un homicidio o secuestro»
La fiscal federal de Bell Ville, María Virginia Miguel Carmona, en colaboración con los fiscales provinciales Isabel Reyna y Nicolás Gambini, confirmó que los operativos en la «zona cero» concluyeron sin éxito. «Lian no está acá», afirmó la fiscal tras los rastrillajes en el predio de 18 hectáreas donde vivía con su familia y otras personas de la comunidad boliviana.
A lo largo de la investigación, han surgido diversas pistas, como la misteriosa camioneta blanca de vidrios polarizados vista en la zona y el allanamiento de un cortadero de ladrillos en Villa María, a 30 kilómetros de distancia, donde se realizaron 16 operativos sin resultados. Otra línea de investigación incluyó a «La Abuelita», una curandera de 74 años que viajó a Jujuy el mismo día de la desaparición, aunque no se encontraron pruebas que la vinculen con el caso.
Entre las hipótesis analizadas, se encuentra la posibilidad de un secuestro extorsivo, lo que motivó la intervención de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) y el pedido de investigación a nivel internacional. Mientras tanto, el Gobierno de Córdoba y el Ministerio de Seguridad de la Nación mantienen una recompensa de 20 millones de pesos para quien aporte información sobre el paradero de Lian.
«Lian no está acá»: los operativos en el campo dieron negativos
La semana pasada, la Justicia Federal volvió a tomar declaración a los padres del pequeño después de que finalizaran todos los rastrillajes y operativos en el predio de 18 hectáreas donde vive la familia junto a otras familias de la comunidad boliviana y donde vieron por última vez al chiquito de 3 años. Los últimos operativos de búsqueda que organizó la fiscal federal Miguel Carmona incluyeron los movimientos de varios montículos de tierra y aserrín y la remoción de los hornos y cortadoras de ladrillos con los que trabaja la comunidad.
Después de terminados los operativos, la fiscal explicó los movimientos y fue categórica: “Lian no está acá”, en referencia al lugar donde durante 11 días se hicieron rastrillajes y se buscaron indicios para saber qué había pasado con el niño. Pese a la definición, la encargada de la investigación aseguró que “esto no significa que dejemos de buscarlo” y explicó que a partir de ahora deberán continuar con otras medidas y poder así avanzar con la investigación que empezó con la reiteración de las testimoniales de los papás y la búsqueda de traductores y especialistas para realizar cámaras Gesell a los hermanos, mientras esperan los resultados de pericias a vehículos y celulares.
Ahora, los investigadores judiciales se centran en los testimonios de la familia y en el entorno del menor, lo que incluye a las familias que viven en el mismo predio. Fuentes judiciales aseguraron que buscan profundizar las declaraciones, ya que muchos de los familiares de Lian y de los vecinos mezclan palabras en castellano, quechua o aymara, lo que dificulta la comprensión de algunas explicaciones y podría confundir a los investigadores. Por ello, en los próximos días, todos volverán a declarar ante la fiscalía.
Además, se busca reconstruir los movimientos de la camioneta reportada por los vecinos para determinar si la hipótesis es viable. Un detalle que llamó la atención de los investigadores es la escolaridad de los menores. Fuentes cercanas a la causa afirmaron que Lian y sus hermanos mayores son considerados buenos alumnos y que desde el colegio se destacó el esfuerzo de los padres por la educación de sus hijos. Sin embargo, también se señaló que los niños podrían haber desarrollado una confianza con alguien conocido, lo que facilitaría que el pequeño fuera captado sin resistencia. Esta teoría es clave para los investigadores, ya que reduciría la lista de posibles sospechosos.