A 21 años de Cromañón: El eco de una tragedia que transformó la cultura argentina

A 21 años de Cromañón: El eco de una tragedia que transformó la cultura argentina

Este 30 de diciembre no es un día más en el calendario argentino. Se cumplen 21 años del incendio en el boliche República Cromañón, un suceso que detuvo el tiempo durante un recital de Callejeros y se convirtió en la catástrofe no natural más dolorosa de nuestra historia, dejando un saldo de 194 víctimas fatales y casi 1.500 heridos.

Un quiebre en la sociedad y el rock

Más allá de las cifras, Cromañón representó un antes y un después en la idiosincrasia del espectáculo público. La tragedia desnudó fallas sistémicas en el Estado, la responsabilidad empresarial y las medidas de seguridad, obligando a una reconfiguración total de la escena del rock nacional.

Tras un extenso proceso judicial que vio cumplidas las condenas de los responsables, el impacto social persiste como una herida abierta que exige memoria constante para evitar la repetición del horror.

El camino de la música: De Callejeros a Don Osvaldo

La música, aunque marcada por el dolor, buscó cauces para continuar. Tras la disolución de Callejeros en 2010, nació Casi Justicia Social (CJS), el proyecto de Patricio Fontanet que más tarde, en 2014, se consolidaría bajo el nombre de Don Osvaldo —en un claro tributo al maestro Osvaldo Pugliese—.

A lo largo de estas dos décadas, la banda ha recorrido escenarios nacionales e internacionales, llegando a Europa y manteniendo una convocatoria masiva, como se evidenció en sus presentaciones de 2025 en el estadio de All Boys.

El grito de la memoria: «La música no mata»

En este nuevo aniversario, Don Osvaldo difundió un mensaje contundente a través de sus canales oficiales, reafirmando el compromiso con la verdad histórica frente al paso del tiempo:

“Toda vez que se descanse en el ejercicio de la memoria, volverá el olvido contra la indigna misión de ocultar y dañar la verdad histórica. Cuanto más lejos nos queda esta fecha, más fuerte debemos recordarla para que las nuevas generaciones tengan el derecho soberano a saber qué pasó y por qué.”

El comunicado concluye con una frase que se ha convertido en bandera de supervivencia y justicia para muchos seguidores: “Por los invisibles, y por los que vendrán. La música no mata”.

A 21 años, el pedido de justicia se transforma en un ejercicio soberano de recuerdo, asegurando que las luces de aquellas 194 almas sigan encendidas en la conciencia colectiva.

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