A 50 años del asesinato de David Kraiselburd

A 50 años del asesinato de David Kraiselburd

Fue un luchador y humanista que defendió toda su vida a los ideales de libertad y democracia, que llevaba arraigados desde su adolescencia.

Militante anarquista en su juventud y luego admirador de la socialdemocracia sueca y alemana; abogado, periodista además de un luchador comprometido con los ideales de libertad y democracia, fue el blanco perfecto de un grupo extremista que buscó legitimarse a partir de la violencia. Murió el 17 de julio de 1974, tras 22 días de cautiverio. Su legado continúa alumbrando a los que lo sucedieron

«Lentamente, en un proceso interno que me llevó años, comprendí que habíamos estado luchando por una maravillosa utopía, pero, utopía al fin: una sociedad en la que cada cual tuviera lo que necesitara y aportara lo que pudiera. El anarquismo planteaba el ideal de una igualdad que generara un cambio en todos los hombres y era lo opuesto a todos los autoritarismos incluyendo al comunismo que sostenía la necesidad de la dictadura del proletariado. Pero no fue una desilusión. Comprendí que lo posible era lograr una sociedad regida por la igualdad de oportunidades para todos y seguí admirando y ayudando a los anarquistas cuyo apego a la ética me asombró siempre». Cuando se le pedía una definición precisa a sus pensamientos, Kraiselburd solía decir que los partidos social demócratas de Suecia y de Alemania eran lo más cercano a sus ideales.

Así como pensó, vivió. David Kraiselburd, de quien se cumplen hoy 50 años de su asesinato, fue un luchador y un humanista que defendió toda su vida a los ideales de libertad y democracia, que llevaba arraigados desde su adolescencia. Siempre sostuvo que la revolución o el gran cambio social hacia la igualdad se vería facilitado en la medida que el pueblo tuviera acceso a la mejor educación posible.

Desde sus años iniciales , se sumó sin vacilaciones a los debates que inspiraba el movimiento estudiantil. Su formación -primero en el Colegio Nacional y luego en la Universidad Nacional de La Plata- estuvo signada por esa firme actitud que lo llevó siempre al seno mismo de las luchas, deseoso de contribuir a la orientación democrática del proceso universitario.

Militante anarquista en su juventud, mantuvo siempre una estrecha relación con los socialistas libertarios; abogado, historiador, periodista, fue también un hombre de familia amado y admirado por su mujer y sus hijos, a quienes sin imponerse, marcó con sus reflexiones, sus preguntas y una crianza basada en la libertad en la que buscó que cada uno hiciera su camino propio.

Repasar completamente las facetas de su vasta trayectoria, sería imposible. En numerosos libros se da cuenta de algunas actividades que desarrolló en el campo de la política y en lo laboral. Sin embargo por las vicisitudes de su militancia y de la profesión de periodista en numerosas oportunidades se vio obligado a salir del país con documentos de terceros. A veces se generan confusiones ya que en La Plata había otro David Kraiselburd, uno de sus primos, también abogado que participó en el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918 para luego enrolarse en el peronismo.

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