Los dirigidos por Diego Placente cayeron por 2 a 1 en su estreno en Indonesia. Ahora, se vienen Japón y Polonia.
Poderío físico, intensidad -consecuencia del ítem anterior- y un 10 al que hay que echarle más de un ojo. Esos tres factores definen en buena parte la victoria de Senegal ante Argentina por 2-1 en el debut del Mundial Sub 17. Sufrieron desde el arranque los de Diego Placente, porque el combinado africano salió a buscar los tres puntos ni bien sonó el silbato. Golpeó rápido y durmió a una Selección a la que le costó entrar en partido.
Cuando Argentina apenas circulaba la pelota e intentaba construir su juego, Senegal ya presionaba alto y valiéndose de la velocidad y fortaleza física de sus jugadores. Claro, al objetivo de recuperar la pelota rápido y agarrar mal parada a la Argentina, se le sumaba el plus Amara Diouf, la estrella de los africanos que, veloz y desequilibrante, podía ser el caos en la defensa de la Albiceleste. Y vaya si lo fue.
Cinco minutos de juego y apenas una gambeta ante Ulises Giménez fue lo que necesitó el 10 de Senegal para poner el 1-0. Así de efectiva fue su carta de presentación. No avisó siquiera. Rompió la red en la primera que tocó. Un aviso que ya estuvo acompañado de un gol. Un cachetazo para la Selección, que supo en ese momento que estaba obligada a ajustarse sin demora al ritmo de Senegal.
El que más facilidad tuvo para entrar en esa dinámica de juego fue sin dudas Santiago López. El joven de Independiente, con desfachatez, empujó a la Selección por la banda derecha. No temió a la hora de pedir la pelota e intentar desbordar y jugar el uno contra uno por su zona. Si Senegal proponía ese ritmo de juego, había que responder. Y el 11 ni dudó: generó las más claras de Argentina en toda la primera mitad.
Ese empuje de López estuvo acompañado por varios traslados de Claudio Echeverri, que por el medio buscó abrir espacios para sus compañeros. Lo propio hizo Valentino Acuña por la izquierda, pero los contuvo bien Senegal, que nunca redujo el ritmo. Buscó forzar siempre el error de la Albiceleste y el segundo gol de Diouf, con un mal achique de Froilán Díaz, volvió a dejar en claro el plan de los senegaleses.
Los ingresos de Maher Carrizo y Franco Mastantuono le dieron una inyección al seleccionado en la segunda mitad, pero no alcanzó para ponerse a la par, porque Argentina, con una posesión del 66%, careció en la creación de juego. Fueron las individualidades y el empuje propio de la actitud de los jugadores las llaves para que el equipo no se quede de brazos cruzados ante la superioridad del rival.
El gol de descuento a partir del tiro libre de Agustín Ruberto (y un error del arquero de Senegal, que aflojó las manos) así lo marca. Habrá que mejorar en la construcción y fortalecer las líneas en defensa (fácilmente vulneradas por la velocidad de Senegal). Pero falta mucho todavía y el tanto sirve si el desarrollo de la fase de grupos no es tan positivo, porque Argentina tiene chances de pasar incluso como mejor tercero. Ahora, a corregir y a pensar en Japón.