En la primera semana subieron 3,6 por ciento, muy por encima del 1,3 de la última semana de febrero. La curiosa teoría de la desaceleración de Milei y el ministro.
Mientras el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, les piden a las empresas de consumo masivo que no aumenten y aseguran que la inflación se está desacelerando, los números imponen una realidad opuesta. La consultora LCG, que mide precios de alimentos en todo el país, registró que en la primera semana de marzo hubo una aceleración muy fuerte de las remarcaciones en ese rubro esencial: concretamente, en el período se midió una inflación de 3,6 por ciento en alimentos, casi tocando los números de las primeras semanas de enero (3,7) -post devaluación-, y muy por encima del 1,3 por ciento de la última semana de febrero.
En el detalle del trabajo de la consultora que supo fundar Martín Lousteau se observa, además, que el rubro lácteos, con una inflación semanal del 36 por ciento, se compensó de manera parcial «por las bajas de Bebidas, categoría que venía con aumentos semanales elevados». Asimismo, el porcentaje de productos con aumentos semanales parece estar estabilizada en torno al 32%, implicando un ajuste de la canasta total cada 3,2 semanas.
De este modo, consigna LCG, «la inflación mensual promedio y la medida entre puntas volvieron a acelerarse, llegando al 12% (+0,5 pp s/s)». En el detalle, Bebidas, Carnes y Lácteos explican dos tercios de la variación mensual.
En este contexto, la consultora pone un alerta sobre el juego de Caputo con el congelamiento del tipo de cambio oficial como ancla y su relación con el alza de precios futura. «Aun con la desaceleración que marcó la inflación en febrero (a 14% mensual según la medición de CABA), un crawling del dólar oficial sostenido en 2% mensual por un período extendido puede poner en jaque el programa. La tentación de recurrir al atraso cambiario como ancla anti-inflacionaria ha sido una estrategia ya empleada en el pasado y la causa del fracaso de varios programas de estabilización», expresó LCG. Cabe recordar que en la reciente reunión con fabricantes de consumo masivo, el ministro se encargó de bajar línea de que no iría a otra devaluación, aunque el escenario y la presión de los precios parecen adelantar, precisamente, una decisión de hacerlo.
El Gobierno no la ve
Aunque el IPC que el INDEC dará la próxima semana tendrá un número que será 5 puntos por debajo del índice de enero, lo que viene en marzo volverá a poner a la inflación subiendo, no solo por la dinámica de alimentos, sino también por las subas de regulados. Por eso, Caputo hace reuniones con empresas para pedirles que se moderen: el lunes por la tarde, de hecho, ya convocó formalmente a los hipernucleados en la Asociación de Supermercados Argentinos (ASU).
En medio de estos números y acciones, el presidente Milei habló del tema en una entrevista televisiva y trazó una teoría algo confusa y lejana de lo que realmente ocurre. “Si los precios de los bienes se pudieran computar de manera correcta dadas las promociones, la inflación estaría en un dígito”, aseguró el libertario. Asimismo, agregó que «las empresas subieron los precios muy fuerte y ahora corrigen con el 3×2 o 2×1. Entonces te queda marcado el precio (de lista) cuando en realidad está bajando”. En consonancia, refirió Milei que «si corrige por este efecto, la inflación está ahí de un dígito”.
En la misma línea, el ministro Caputo se plegó a la errónea teoría de las promociones, aseverando que «a muchas empresas les pasó que pricearon sus productos esperando un escenario catástrofe que no se materializó. Hoy tienen precios de lista muy altos que la gente no convalida mayormente, y que yahan empezado a bajarlos, pero vía promociones, del tipo 60 por ciento de descuento en la segunda unidad’ o hasta 2×1”».
Caputo asegura, en el marco de esta teoría, que “estos descuentos, si bien no los capta el Indec por su modalidad lógica de medición por unidad, son una clara señal de desaceleración inflacionaria”. En realidad, lo que ocurre es exactamente lo contrario. Como las empresas quieren seguir aumentando y, a la vez, no caer en ventas, lo que hacen es aumentar el precio de lista (el que registra el INDEC), y hacer promociones de 2×1 o de ese estilo para que el cliente termine entendiendo que el precio es menor, cuando en realidad es mayor. Es decir, las promociones no suponen desinflación, sino que confirman que las empresas no están dispuestas a bajar o subir menos los precios de lista.
A decir verdad, el problema que afrontan Caputo y Milei no es nuevo. Alfonso Prat Gay, primer ministro de Economía del gobierno de Mauricio Macri, se quejó ante empresas y supermercados por la misma maniobra, que el ex JP Morgan consideraba «ilegal». La situación, como en el Gobierno de Macri, se da en este caso por la apertura total de precios que ofreció el Estado y que las empresas interpretaron como un esquema de remarcaciones sin control. Hoy, como entonces, Caputo está seriamente preocupado por la evolución de una tendencia que no se parece en nada a una corrección de precios relativos que estaban pisados.