En una nueva muestra de que el gobierno de Javier Milei no puede sostener su ajuste sin recurrir al endeudamiento externo, el ministro de Economía, Luis Caputo, reveló que bancos internacionales ofrecieron un préstamo de hasta US$7.000 millones. El titular de Hacienda, que no confirmó el monto final a tomar, intentó justificar la dependencia financiera asegurando que «se descomprimió el riesgo kuka», un argumento político vacío que busca maquillar la necesidad urgente de dólares.
El discurso de «hacerlo por las nuestras» choca de frente con la realidad de las negociaciones: a pesar de recibir ofertas de préstamos, el gobierno evalúa cuánto tomará, evidenciando que el supuesto «mejor ciclo económico» pronosticado se sostiene con la esperanza de nuevo dinero extranjero.
Promesas Especulativas Frente a la Crisis Social
Caputo se mostró «más optimista que nunca» y aseguró que el país está «más cerca que nunca de tener acceso a los mercados», una retórica que contrasta con el deterioro catastrófico del ingreso real del pueblo argentino (documentado en el informe sobre la década perdida).
Además, el ministro se embarcó en una serie de proyecciones especulativas sobre la acumulación de reservas para 2026:
- Asumiendo que la base monetaria se mantiene constante, se podrían comprar US$7.000 millones.
- Si la demanda de dinero se recupera, la cifra podría ascender a US$14.000 millones.
- En el escenario más optimista, con un fuerte aumento de la demanda de dinero, se alcanzarían los US$21.000 millones.
Estas promesas de inyecciones multimillonarias contrastan brutalmente con los recortes reales a los sectores más vulnerables, como el bono de miseria de $70.000 otorgado a los jubilados (el cual fue expuesto en un artículo anterior). El gobierno se muestra capaz de conseguir miles de millones en la banca privada, mientras mantiene al pueblo con ingresos pulverizados.
El jefe de Hacienda concluyó con una frase de autoayuda económica: «Este es un tren que ya arrancó. Estamos por enfrentar el mejor ciclo económico… Cuanto antes nos subamos al tren, tengamos por seguro que a Argentina no la para nadie,» ignorando que la mayoría de los argentinos ya está pagando el alto costo del pasaje con su poder adquisitivo.
