La situación fue desatada por la sorpresiva declaración de estado de excepción por parte del mandatario, que sumió al país en uno de los mayores caos políticos de su historia reciente.
La crisis política que sacudió Corea del Sur durante los últimos 11 días llegó a su fin con la destitución del presidente Yoon Suk-yeol, quien, tras una serie de presiones políticas y judiciales, decidió dar un paso al costado luego de que el Parlamento aprobara su remoción. La situación fue desatada por la sorpresiva declaración de estado de excepción por parte del mandatario, que sumió al país en uno de los mayores caos políticos de su historia reciente.
El estado de excepción que desató la crisis
El 3 de diciembre, Yoon Suk-yeol sorprendió al país al anunciar la ley marcial, un paso inesperado que generó incertidumbre y preocupación tanto dentro como fuera de Corea del Sur. La medida fue vista como un intento de controlar la creciente inestabilidad política, pero rápidamente se convirtió en un foco de protestas y críticas. Los opositores acusaron al presidente de utilizar la ley marcial como un intento de mantenerse en el poder, mientras que las autoridades surcoreanas abrieron una investigación sobre su actuación.
La situación se agravó rápidamente con una serie de maniobras políticas del Partido del Poder Popular (PPP), la formación gobernante, que intentó controlar los tiempos para apartar a Yoon del poder. A lo largo de los días, las presiones contra el mandatario se intensificaron, con movilizaciones en las calles y un creciente cerco judicial en su contra.
La renuncia de Yoon Suk-yeol
Finalmente, este sábado, el Parlamento surcoreano aprobó la moción para destituir a Yoon Suk-yeol. En un discurso televisado, el presidente expresó su frustración, pero también su aceptación de la decisión. «Me siento profundamente frustrado… pero ahora debo dar un paso al costado por un tiempo», dijo, en un claro reconocimiento de la derrota política y la magnitud de la crisis que había generado su gobierno.
Yoon también aprovechó la ocasión para hacer un llamado a la reconciliación y al fin de lo que describió como una “política de los excesos y la confrontación”, un mensaje que reflejó la tensión política que había marcado su mandato y que, finalmente, lo llevó a la destitución.
El fin de la era Yoon y la incertidumbre política
La salida de Yoon Suk-yeol marca el fin de una era política en Corea del Sur, que ahora se enfrenta a un periodo de incertidumbre. Aunque el presidente se ha comprometido a dar un paso atrás por un tiempo, la crisis que vivió el país durante los últimos días ha dejado una profunda huella en el panorama político surcoreano. Las próximas semanas serán cruciales para determinar qué rumbo tomará la nación tras la destitución de su líder.
La pregunta ahora es cómo se resolverá el vacío de poder y si el Partido del Poder Popular logrará restablecer la estabilidad política o si las fuerzas opositoras aprovecharán la oportunidad para reconfigurar el mapa político del país. Sin duda, Corea del Sur está viviendo uno de los momentos más complejos de su democracia, con una situación política volátil y un futuro incierto por delante.