Se trata de los Stryker que Estados Unidos usó en Afganistán e Irak. La compra se realiza pese a que el gobierno barajó los Guaraní de Brasil.
La denuncia por la compra de chatarra militar suma un nuevo capítulo. A la venta por un euro de los F-16 a Rumania, se añade el inminente acuerdo entre Polonia y Estados Unidos para la compra de 250 vehículos blindados Stryker por sólo el valor simbólico de un dólar.
Los Stryker forman parte del catálogo militar estadounidense que fueron utilizados en Afganistán e Irak, diseñados para el transporte ágil de tropas y equipamiento. Según versiones oficiales, la elección de Argentina de este modelo prioriza la movilidad, la protección y la capacidad de respuesta operativa.
Se trata de unidades adaptadas a distintos escenarios y misiones, con posibilidad de implementación progresiva conforme a los requerimientos logísticos y de capacitación establecidos por el Ejército Argentino.
Sin embargo, se reveló que existían opciones mejores, como el Guaraní de Brasil, vehículos muy similares y con el valor agregado de que sus componentes mecánicos son de origen argentino (motor y transmisión de IVECO), promoviendo la interoperabilidad con Brasil.
Según publicó el medio ecuatoriano El Universal, citando a Interesting Engineering, la oferta a Polonia pretende que los Strykers desplegados en Europa no regresen a territorio estadounidense, sino que sean entregados directamente a Polonia como parte del proceso de disminución de presencia militar norteamericana en la región.
Un análisis de Breaking Defense detalla que los Strykers que reciba Polonia llegarían en condiciones deterioradas, lo que implicaría reparaciones costosas, modernización y la creación de un nuevo sistema de soporte y entrenamiento, algo complejo para una plataforma que Polonia nunca operó.
Por otra parte, la llegada de estos blindados puede desplazar la demanda de vehículos de fabricación nacional, como el Rosomak. Esto confirma que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se están deshaciendo de buena parte de su material militar por considerarlo vetusto y desactualizado.
En el Ejército argentino se prefería el Guaraní brasileño dado que no imponía límite de cantidad, son nuevos, se transfería tecnología de fabricación de partes y son interoperables con Brasil. Un militar activo detalló en su momento que los Stryker:
«Los EEUU limitan la cantidad, nos entregan un lote de usados que Chile descartó oportunamente. No son anfibios y puede ser que venga una flota final heterogénea, con menor ciclo de vida útil y mayor costo de mantenimiento. Es relevante que no sean anfibios. No van a poder varear nuestros ríos.»
De los 27 vehículos que el gobierno le compró a Estados Unidos, el valor total fue de 100 millones de dólares, un precio más bajo que el del mercado porque se trata de una compra de gobierno a gobierno.
La propuesta de Brasil por los Guaraní era de 161 vehículos (156 + 5 de entrenamiento) por 400 millones de dólares, quedando cada unidad en un valor de casi 2,5 millones de dólares cada uno contra los 3,7 millones de dólares de los Stryker. De haberse comprado la misma cantidad (27) a Brasil, el gasto hubiera sido de 67 millones, 32 millones menos de lo que se gastó en los Stryker.
