El Norte Grande representa el compromiso permanente de la defensa de las autonomías provinciales

El Norte Grande representa el compromiso permanente de la defensa de las autonomías provinciales

A 203 años de aquel glorioso 27 de abril para nuestra historia, hoy el Consejo Regional del Norte Grande, con su Presidente Pro Tempore Gerardo Zamora, y el Parlamento del Norte Grande Argentino representan el compromiso permanente de la defensa de las autonomías provinciales, como la que los santiagueños supimos conseguir un día como hoy, pero de 1820.

Estos ámbitos de integración regional, constituyen la manifestación viva de la construcción del federalismo y de la defensa de las autonomías provinciales como piedra basal y primera de nuestra Patria Argentina, por lo que este nuevo aniversario nos convoca a repensar y valorar la historia que nos ha permitido construir y habitar esta provincia pujante que nació al calor del federalismo.

En los momentos duros de la historia es cuando la fuerza de la unidad del pueblo se hace necesaria para cambiar su destino. Eso pasó en 1814, cuando los santiagueños experimentaron desazón al enterarse que la jurisdicción de Santiago del Estero pasaba a depender de Tucumán. Sin embargo, sus reclamos empezaron a hacerse sentir con la fuerza que les daba ser hijos de la “Madre de Ciudades”.

Juan Francisco Borges, el Patriota de Mayo, encarnó con decisión y valentía esas demandas santiagueñas. Con sus intentos de 1815 y 1816, Borges y sus seguidores dejaron en claro que en nuestra provincia el federalismo popular iba a ser una constante en su historia y un ejemplo en la región.

En 1820, el talento militar de Juan Felipe Ibarra, decididos ciudadanos comprometidos y el apoyo popular, se articularon para expulsar a las tropas tucumanas. Ibarra llegó para demostrar que Santiago del Estero contaba, no solo con el derecho, sino también con la capacidad y decisión para autogobernarse.

Este caudillo federal del Salado se mantuvo firme protegiendo los intereses de la provincia por más de treinta años. Quizá sabía que, a su muerte, batallar por los intereses del federalismo iba a ser algo recurrente ante los constantes embates del centralismo portuario. Y no se equivocó, ya que, en pleno siglo XXI, su lucha sigue siendo la de quienes defendemos las soberanías provinciales.

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