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El titular de la Diócesis de Añatuya se expresó en torno a los 150 años que cumplieron al servicio de localidades y parajes del interior.
Desde Roma, donde está realizando los trámites en el Vaticano de la canonización de Jorge Gottau, el obispo de Añatuya envió un mensaje a través de un video por los 150° Aniversario de la Fundación de la Congregación de las Hermanas de la Cruz. «Este 2 de agosto (por ayer), nos unimos con profunda gratitud a la acción de gracias por los 150 años de la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Cruz».
«En nuestra Diócesis, las queridas Hermanas de la Cruz están presentes desde hace más de 50 años, sirviendo con entrega y humildad en las comunidades de Quimilí y Monte Quemado. Allí, acompañan a los más pobres y vulnerables, brindando asistencia a enfermos y personas marginadas, sosteniendo hogares para niñas con discapacidad, casas de abrigo para niños y abuelas, obras educativas, comedores, farmacia comunitaria y dispensario, centros de capacitación laboral y profesional, etc. Asimismo, cooperan activamente en la vida pastoral de nuestras parroquias y de toda la Diócesis».
«Con este saludo fraterno, queremos dar gracias a Dios por haber inspirado a Santa Ángela de la Cruz con un carisma tan fecundo, que enriquece a la Iglesia y nos ofrece, a través de las Hermanas, un testimonio vivo de entrega, sencillez, cercanía y amor al prójimo. Hoy, elevamos una oración agradecida por todas las religiosas que han pasado por nuestras comunidades, y por aquellas que hoy siguen entre nosotros, sirviendo con generosidad, ternura y alegría. Que sigan derramando el amor de Dios en muchos corazones, ese mismo amor que ha sido derramado en nosotros por el Espíritu Santo, y que, desbordado, alcance a todos aquellos a quienes somos enviados».
«Gracias, Hermanas. ¡Feliz aniversario! Que el Señor siga bendiciendo su Congregación, sus comunidades y a cada una de ustedes. Que, siguiendo los pasos de Santa Ángela de la Cruz, de Santa María de la Purísima y del Beato Padre José Torres Padilla, sigan viviendo una vida santa, colmada de gestos de caridad, haciendo presente a Jesús entre nosotros. Virgen de la Esperanza, Madre del Amor y consuelo de los que sufren, acompaña siempre a las Hermanas de la Cruz en su misión. Sé para ellas guía en el camino, fuerza en la entrega y alegría en el servicio. Intercede por cada comunidad, para que nunca falte la fe, la esperanza y el amor. Amén», afirmó.