Con 39 años de experiencia como médica y 29 años de servicio en Choya, su labor incansable dejó una marca perdurable en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerla.

   

La comunidad de Choya y localidades aledañas se viste de luto al conocer la triste noticia del fallecimiento de la Dra. Griselda Villarroel, una médica rural cuyo servicio desinteresado y compromiso con los más necesitados dejaron una profunda huella en la región. Con pesar, se despide a una destacada profesional de la salud y una persona ejemplar que dedicó su vida a mejorar la de los demás.

La Dra. Villarroel, una figura respetada y admirada en la comunidad médica, compartió hace poco tiempo sus pensamientos en una entrevista, donde expresó con pasión y sinceridad su amor por su profesión y su compromiso con las personas más vulnerables. Con 39 años de experiencia como médica y 29 años de servicio en Choya, su labor incansable dejó una marca perdurable en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerla.

«Lo que más me gusta es atender a la gente que realmente necesita de mí«, afirmó con convicción. Enfatizó la importancia de su trabajo en el ámbito rural, donde la atención médica es esencial y a menudo escasa. Desde su lugar, contribuyó a brindar cuidados médicos y escucha comprensiva a personas con recursos limitados, enfocándose en resolver sus problemas de salud y aliviando sus preocupaciones.

Su devoción por la medicina rural la llevó a servir en lugares como El Tazial, Santa Cruz, El Desmonte y 25 de Banegas. Era más que una médica; era un faro de esperanza y compasión para comunidades que a menudo carecen de acceso adecuado a la atención médica.

Hoy, la comunidad llora su partida y se une para expresar su agradecimiento por su dedicación incansable. Sus colegas médicos, pacientes y la comunidad en general rinden homenaje a la Dra. Griselda Villarroel, cuyo legado perdurará como un ejemplo de servicio y humanidad.