Tras el impacto inicial para este año, el organismo espera un fuerte rebote de la actividad y una desaceleración de la suba de precios para 2025.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvo las proyecciones de recesión y de inflación para la economía argentina este año, a días de un nuevo capítulo en el ida y vuelta entre la Casa Rosada y el organismo que tendrá lugar en Washington. El informe de Perspectivas Económicas Globales (WEO), difundido hoy, sostuvo que el país tendrá una caída de 2,8% del PBI y que la suba de precios acumulará un 150%, con un rebote marcado esperado y una fuerte desaceleración inflacionaria para 2025.
El economista jefe del organismo, Pierre Olivier Gourinchas, afirmó en una conferencia de prensa en la que se difundió el WEO que, “en Argentina las autoridades están implementando un plan de estabilización muy ambicioso para restaurar la estabilidad macroeconómica”.
“Como saben, el plan se centra en un fuerte ancla fiscal que elimina, en particular, cualquier financiación del gobierno por parte del Banco Central, que fue uno de los factores que condujo a cifras de inflación muy elevadas en años anteriores. Y eso ya está mostrando sus efectos. Vemos esta fuerte caída de la inflación mes a mes”, aseguró.
“Por eso el progreso hasta ahora ha sido realmente impresionante. Las autoridades han podido registrar un superávit fiscal por primera vez en más de una década. Y, por supuesto, esto llevará algún tiempo y requerirá una implementación política firme. Es necesario hacer mucho más, y es necesario hacer mucho más en una escala más amplia”, afirmó.
“Así que creo que estamos observando esta situación de cerca. Nuestros equipos aquí en el Fondo están en estrecho contacto con las autoridades. Pero el progreso, una vez más, ha sido bastante marcado. Ahora bien, ya sea V, U o L, estemos de acuerdo en que preferimos V a U a L”, explicó sobre el ritmo de la recuperación del país.
Este martes el ministro de Economía Luis Caputo, acompañado por el secretario de Finanzas Pablo Quirno y el presidente del Banco Central Santiago Bausili, viajará a la capital norteamericana para participar de la asamblea de primavera en el hemisferio occidental, una de las dos reuniones principales que realiza el Fondo Monetario cada año. Será un nuevo episodio de las conversaciones iniciadas desde el inicio del mandato libertario con el FMI para hacer virar el programa vigente hacia una nueva dirección que pueda incluir apoyo financiero adicional.
En ese marco, el organismo presentó este martes su actualización de cada abril del World Economic Outlook (WEO) en el que publica sus principales estimaciones económicas globales. “Se proyecta que el crecimiento mundial, que se estima será de 3,2% en 2023, continúe igual en 2024 y 2025″, puntualizó el FMI, lo que implica 0,1% de mejora en la perspectiva respecto a lo que esperaba el organismo en enero.
Respecto de la Argentina específicamente, el FMI aseguró que la economía cayó un 1,6% en 2023 y que la recesión será más grave este año, con -2,8%, en línea con lo que había estimado ya en enero y que es el escenario de base que trazó el staff técnico que elaboró el último informe de revisión de metas trimestral, que fue aprobado por el directorio a fines de enero. Esa recesión prolongada hará que el desempleo crezca desde 6,6% a 8 por ciento. Para 2025, de todas formas, considera que el rebote será muy marcado, de 5 por ciento.
En el caso de la inflación, el Fondo Monetario mantuvo la proyección de 250% en promedio y 149,4% punta a punta. Es una estimación que quedó muy por debajo de la pauta esperada por el mercado local, que a través del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central marca una proyección de consenso levemente menor al 190 por ciento. De la misma forma, el organismo cree que en 2025 el desplome del ritmo de precios será marcado, hasta 59,6 por ciento y 45% punta a punta.
El FMI viene reiterando un apoyo general del rumbo económico del gobierno de Javier Milei, con algunas objeciones que planteó sobre el gasto social y jubilatorio, la “calidad” del ajuste fiscal y de la salida del cepo de manera “calibrada”. El Fondo reconoce que el plan económico está explicado en una “fuerte ancla fiscal, la eliminación de financiamiento desde el Banco Central y la eliminación de impedimentos para el crecimiento”.
El organismo también tiene una mirada puesta en el “ambiente” político local. En una mirada hacia adelante, el Fondo Monetario pidió al Gobierno que busque respaldo amplio para sus medidas, en medio de negociaciones en marcha para conseguir apoyo de los gobernadores a la nueva versión de la ley ómnibus, y mientras el mega DNU espera tratamiento en Diputados tras el rechazo del Senado.
El Gobierno necesitará, según el FMI, “pragmatismo” para “conseguir apoyo político y social para las reformas”, según mencionó recientemente la portavoz Julie Kozack. “El equipo técnico y el Gobierno está en negociaciones por el actual programa. Seguimos apoyando para establecer bases para el crecimiento, es prematuro discutir modalidades para un programa potencial en el futuro”, concluyó la funcionaria, en referencia a las conversaciones técnicas iniciadas con el equipo de Caputo y Bausili.
Qué ve el FMI para este año en el mundo
“El crecimiento es históricamente lento, debido a factores a corto plazo, como los costos de endeudamiento todavía elevados y el retiro del respaldo fiscal, y a los efectos a más largo plazo de la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania, el débil crecimiento de la productividad y el aumento de la fragmentación geoeconómica”, planteó el FMI.
Y respecto a la inflación, mencionó que “se prevé que la inflación general mundial descienda de 6,8% en 2023 a 5,9% en 2024 y 4,5% en 2025, y que las economías avanzadas alcancen sus metas antes que las emergentes y en desarrollo”.
Respecto a los motores y riesgos que tendrá la economía global este año, el Fondo Monetario aseguró que “los riesgos para las perspectivas mundiales están ahora bastante equilibrados”. “Por el lado negativo, la nueva escalada de precios derivada de las tensiones geopolíticas, por ejemplo, de la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza e Israel, podría, junto con la persistencia de la inflación subyacente en países con escasez de mano de obra, elevar las expectativas de tasas de interés y reducir los precios de los activos”.
“La dinámica heterogénea de la desinflación entre las principales economías también podría causar fluctuaciones cambiarias que ejercerían presión sobre los sectores financieros. Las altas tasas de interés podrían ralentizar la economía más de lo previsto, ya que el vencimiento y renegociación de las hipotecas de tasa fija y el elevado endeudamiento de los hogares podrían provocar tensiones financieras”, continuó el informe actualizado del FMI.
Por el contrario, otros elementos actuarían como empuje de la economía mundial: “Una política fiscal más laxa de lo necesario y de lo asumido en las proyecciones podría aumentar la actividad económica a corto plazo, so pena de un ajuste posterior de la política más costoso”, dijo el FMI. “La inflación podría reducirse más rápido de lo previsto si la tasa de actividad laboral sigue aumentando, lo que permitiría a los bancos centrales avanzar sus planes de flexibilización. La inteligencia artificial y reformas estructurales más profundas de lo previsto podrían estimular la productividad”, concluyó.