La central obrera celebró la postergación del debate en el Congreso como una victoria propia tras las movilizaciones. El Gobierno minimizó el impacto sindical y lo atribuyó a una búsqueda de consensos.
Buenos Aires, 18 de diciembre de 2025 – La pulseada por la reforma laboral sumó un capítulo decisivo este jueves. La Confederación General del Trabajo (CGT) vinculó de forma directa la decisión de postergar el tratamiento del proyecto oficialista con el impacto de las recientes movilizaciones masivas. Tras confirmarse que la iniciativa impulsada por la gestión de Javier Milei recién llegará al Senado el 10 de febrero, la cúpula sindical celebró el anuncio como un triunfo político estratégico.
El impacto de las calles
Para el Consejo Directivo de la central obrera, el cambio en el cronograma legislativo no responde a cuestiones administrativas, sino a la presión social. Según expresaron en un comunicado oficial, las protestas “pusieron de manifiesto el rechazo contundente hacia esa iniciativa de parte de las y los trabajadores argentinos”.
La estrategia de la CGT ha sido multidimensional. Además de la presencia en las calles, destacaron la labor de sus secretarios generales en los pasillos del Congreso, donde mantuvieron reuniones clave con gobernadores, diputados y senadores para desarticular el avance acelerado que pretendía el Poder Ejecutivo.
La postura del oficialismo: «Estrategia parlamentaria»
Desde el Gobierno buscaron restarle mérito a la acción sindical. Patricia Bullrich, jefa del bloque de La Libertad Avanza, aseguró que el retraso no está vinculado a las protestas, sino a la dinámica propia del Parlamento.
La legisladora explicó que el traslado de la fecha al 10 de febrero, dentro del marco de sesiones extraordinarias, tiene como único objetivo «reunir mayores consensos» sobre los puntos más sensibles de la propuesta que aún generan fricciones entre los bloques aliados.
Un frente de batalla abierto
A pesar del alivio temporal que otorga la tregua de las fiestas, la CGT ratificó que no levantará el estado de alerta. La hoja de ruta de la central obrera para el verano es clara: resistencia en «la calle, el Congreso y la Justicia».
Consideran que este aplazamiento es un «paso indispensable» para forzar una discusión que incluya a todas las partes, especialmente a los representantes de los trabajadores, para evitar que el proyecto prospere sin modificaciones sustanciales que protejan la dignidad laboral.
Advertencias cruzadas
El clima de tensión se ve agravado por las advertencias del sector financiero. En las últimas horas, diversos bancos han manifestado su preocupación por posibles fallas en la implementación de la reforma que podrían derivar en complicaciones operativas, calificadas por algunos sectores como un potencial «corralito digital», lo que suma una nueva capa de incertidumbre al debate que se retomará en febrero.
