Sabio, generoso, con la amabilidad de los grandes, supo cultivar una amistad sin reparos y, como creador sin par, su figura recorre el cancionero esencial de la música de raíz argentina.
Se escuchará siempre su poesía cantada, tanto por parte de los intérpretes más reconocidos como en reuniones de amigos y en toda «juntada» santiagueña que se precie de tal.
Desde «Santiago, guitarra y copla» fue además el comunicador histórico y reconocido como fuente de referencia de nuestro folkore.
Maestro vocacional y caminante, llevó su saber musical a todo pueblo, escuela y paraje donde pueda florecer la chispa de un folklore vivo y sentido.
Su genio quedará para siempre inscrito entre los insustituibles creadores de nuestra provincia y de nuestro país.