El economista Carlos Melconian, al que acuden tanto los «halcones» como las «palomas» del PRO, dio pistas sobre el plan económico en el que trabaja.
En la oposición todos los caminos llevan a un nombre: Carlos Melconian. El economista, que sonó como posible ministro de Mauricio Macri al comienzo de su presidencia y terminó al frente del Banco Nación, se volvió un hombre de referencia de Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, enfrentados en la interna opositora. El presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea, prepara un recetario económico para un potencial nuevo gobierno opositor del que esta semana dio algunas pistas.
Las recetas de Melconian quedaron expuestas este jueves en la conferencia «Desafíos de la gobernabilidad en Argentina», organizada por la propia organización IERAL junto al cuestionado juez de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti. Allí, blanqueó que el plan de la derecha en caso de retornar al gobierno es la privatización y el cierre de empresas estatales, tal como planteó el propio Macri en «Para qué», su último libro. «Hay algunas empresas públicas para cerrar”, lanzó Melconian.
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El armado de este recetario no es una novedad. Melconian lo dejó en claro cuando asumió, hace ya un año, al frente de la consultora cordobesa que generó en los ‘90 la hoja de ruta con la que se desempeñó luego Domingo Cavallo. Allí destacó que su objetivo sería diseñar un programa económico completo para ponerlo a disposición de las autoridades políticas que asuman 2023.
El recetario de la oposición
De este modo, en la charla organizada por la propia organización que preside, Melconian aseguró que “hay tres transiciones de este Gobierno con el próximo que son importantes” y que “el primero es el blanqueo de la situación que se da ahora”, el segundo “cuando se conozcan los resultados” de las elecciones y el tercero “cuando asuma el próximo Presidente”.
“Es inevitable el reordenamiento macroeconómico previo que prepara el terreno para un plan de estabilización”, aseguró Melconian. Y agregó: “Se requieren dosis masivas de institucionalidad para que los costos sean intergeneracionales. El desprecio de la institucionalidad y su degradación ha sido uno de los mayores culpables del deterioro económico”.
Así, subrayó que «es necesario erradicar el déficit fiscal” y aseguró que “hay algunas empresas para cerrar, otras para reorganizar y otras para privatizar”. “Está en proceso de evaluación”, dijo brevemente sobre este tema. Además, al hablar del déficit hizo otro parate: “Hay que repensar la asistencia social, rediseñarla, focalizarla directamente en las familias”.
Volver al pasado
Cavallo y Melconian compartieron en noviembre pasado una exposición ante empresarios. Allí manifestaron la necesidad de volver a reconstruir algunos elementos presentes en la década de 1990, empezando por la necesidad de volver a tener un Ministerio de Economía “como en los ’90”, es decir que “no solo se ocupe de la macro, sino de la micro”.
Siguiendo con el manual clásico del liberalismo, el exministro de Economía de Menem y De la Rúa, expresó tiempo atrás que hay que “avanzar en la reducción del gasto y limpiar de impuestos distorsivos” a la economía, y advirtió que debe trabajarse en un esquema similar al que llevó adelante en los ‘90.
Las amenazas de un segundo tiempo
Quien tampoco disimuló el afán privatizador es el expresidente Mauricio Macri, que el año pasado, en su libro Para qué (Planeta), delineó la hoja de ruta que traza de cara al futuro, donde no esconde los eventuales ajustes del Estado con despidos masivos, la idea de privatizar o directamente cerrar empresas del Estado o desarrollar un vínculo más tormentoso con los sindicatos.
Más allá de que días atrás Macri confirmó que no será candidato, desde un lugar de liderazgo de Juntos por el Cambio insiste en los lineamientos que deberían sostener en un eventual gobierno los candidatos de su espacio.
Por ejemplo, dice Macri que “Habrá que tomar decisiones drásticas. Aquel ‘buenismo’ que algunos señalaron durante nuestra gestión, no va más. El populismo light no es una opción”. De inmediato, afirma que “si corresponde privatizar o cerrar empresas estatales deficitarias como el caso de Aerolíneas Argentinas, deben avanzar sabiendo que por encima de los intereses de sindicalistas y políticos está el interés de todos los argentinos”.
Al igual que Melconian, Macri aseguró en su libro que “existe una larga lista de empresas públicas que deberán pasar a ser gestionadas por el sector privado sin excepciones, o que deberán ser eliminadas”. “El gasto público ha crecido hasta un punto tal que, lejos de ser un motor de la economía como postula el populismo, se ha convertido en un freno al sector privado, que es el único capaz de generar empleo y crecimiento genuinos”, apuntó.