En una evidente maniobra para blindar la continuidad del ajuste económico, el Poder Ejecutivo anunció que convocará de urgencia a los jefes de bloque de la Cámara de Diputados para negociar a contrarreloj el Presupuesto 2026. Esta movida busca imponer los lineamientos de gasto y recorte antes de que los nuevos legisladores, que asumen el 10 de diciembre, tomen posesión de sus bancas.

La convocatoria a negociaciones previas a las sesiones extraordinarias, anticipadas para fin de año, tiene como objetivo principal «lograr la sanción del presupuesto en el nuevo período legislativo» sin que el debate democrático se vea afectado por la nueva composición parlamentaria.

Detrás de la supuesta «búsqueda de consensos», la estrategia oficialista consiste en presionar a los líderes parlamentarios salientes y buscar el apoyo de gobernadores, ofreciendo supuestos «ajustes» a cambio de votos clave. Esta práctica busca consolidar una agenda económica regresiva y asegurar la «emergencia» de proyectos prioritarios que profundizan la precariedad económica y el desfinanciamiento del Estado.

La urgencia por aprobar el Presupuesto 2026 de manera exprés confirma la intención del gobierno de evitar un debate profundo sobre el destino de los recursos nacionales, priorizando los compromisos con los organismos internacionales por encima de las necesidades reales del pueblo argentino.