El presidente electo afirmó que sostuvo una “excelente” comunicación con la directora gerente del organismo multilateral de crédito.
El presidente electo, Javier Milei, tuvo su primer contacto directo con la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, inaugurando un nuevo vínculo en la complicada relación entre el organismo y la Argentina, del cual depende, en gran medida, el futuro de la economía del país. Milei dijo que su conversación con Georgieva fue “excelente” y el Fondo se mostró “colaborativo”.
“Hoy mantuve una excelente conversación con la directora del FMI, @KGeorgieva, en la que dialogamos acerca del gran desafío económico que enfrenta nuestro país. Le conté sobre distintos aspectos de nuestro plan de ajuste fiscal y nuestro programa monetario. El Fondo se mostró colaborativo para encontrar las soluciones estructurales que la Argentina necesita”, dijo Milei en la red social X.
Luego de cuatro años de trabajo con el gobierno de Alberto Fernández, el Fondo se prepara ahora para volver a negociar prácticamente de foja cero un nuevo programa con el equipo económico de Milei. Esa negociación, se prevé, estará liderada por una figura conocida en los pasillos del organismo: Luis “Toto” Caputo, expresidente del Banco Central y ministro de Finanzas durante el gobierno de Mauricio Macri. Aunque la designación de Caputo como Ministro de Economía, que aún debe ser confirmada, fue bien recibida por los mercados, su gestión al frente del Central estuvo marcado por los choques con el staff del FMI, que en ese momento tenía como referentes principales para la Argentina a Alejandro Werner y Roberto Cardarelli.
La negociación arrancará bajo una enorme presión, y no solo por la fragilidad y el deterioro de la economía argentina: para cerrar un nuevo programa, la Argentina debe estar al día en los pagos con el Fondo. Si la Argentina se atrasa en los próximos vencimientos –“arrears”, en la jerga del organismo–, deberá conseguir un puente de financiamiento para pagar primero y cerrar después. En enero y diciembre, la Argentina tiene que pagar casi 4000 millones de dólares.