El juez Marcelo Martínez de Giorgi procesó al expolicía Jorge Bacigalupo, amigo del chofer Oscar Centeno, basándose en nuevas pericias que demuestran que los cuadernos clave de la causa fueron planificados, modificados y escritos en un breve periodo, no durante los viajes.
El procesamiento se basa en la falsificación de los cuadernos, refutando una decisión anterior de la Cámara Federal.
Conclusiones demoledoras de las pericias
Los estudios realizados por expertos de la Policía Federal y la UBA concluyeron que los cuadernos centrales de la acusación (de 2013 a 2015) fueron elaborados con un objetivo planificado, en contraste con los cuadernos anteriores (2008/2009), que eran simples registros de un chofer.
- Escritura No Fragmentada: Las pericias indican que los textos de 2013-2015 se escribieron en pocas etapas, lo que no se condice con un texto redactado fragmentariamente en fechas distintas al momento de los supuestos viajes.
- Dictado de Textos: El juez afirma que los textos fueron dictados en dos tandas (agosto y octubre), y se utilizan palabras muy ajenas al pobre vocabulario habitual de Centeno (como el término «bitácora»).
- Irregularidades: Se encontraron tachaduras, reemplazo de nombres y uso de líquido corrector que sugieren una edición posterior para armar la acusación.
Imputación Directa a Bacigalupo
Se determinó que la letra de las correcciones burdas —especialmente aquellas hechas para involucrar a los empresarios Armando Loson y Gerardo Ferreyra— se corresponde con la forma de escribir de Bacigalupo.
El magistrado lo procesa por los delitos de encubrimiento agravado en la modalidad de favorecimiento personal en concurso ideal con el delito de falsificación de documento público.
- Acusación: Bacigalupo es acusado de reemplazar nombres y modificar domicilios en los cuadernos para inculpar a Loson y Ferreyra, quienes iniciaron las pericias privadas que impulsaron la investigación oficial.
La sentencia señala que este estudio solo analizó las partes referidas a Loson y Ferreyra, lo que implica que las alteraciones deberían repetirse respecto a todos los demás imputados, un hecho que, según el texto, el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadío evitaron peritar durante años.
Además, el texto recuerda que Centeno, incluso después de la aparición «insólita» de los cuadernos intactos, repitió que «no sé cómo aparecieron. Yo los quemé», y que su declaración como arrepentido fue breve y se la trajeron ya escrita para que solo firmara.
