El cantante santiagueño cerró un ciclo histórico a sus 82 años y con un emotivo concierto en California. Miles de fanáticos lo acompañaron. Se retira un ícono de la música latinoamericana.
Acompañado de mariachis en vivo, de músicos invitados y de los seguidores que lo han respaldado a lo largo de 60 años, el gran cantautor argentino (santiagueño) Leo Dan ofreció hace tan solo unos días, el último concierto de una gira con la que se ha despedido de los escenarios.
“El Adiós a una Leyenda” fue la gira con la que recorrió diferentes escenarios y en la que interpretó su extenso repertorio, convertido actualmente en parte de los clásicos musicales de varias generaciones.
“Cómo te extraño, mi amor”, “Te he prometido”, “Esa pared”, “Mary es mi amor”, “Siempre estoy pensando en ella”, “La niña está triste”, “Ojos azules”, fueron parte de los éxitos interpretados en cada una de las actuaciones que ofreció y en las que también hubo un visible cansancio como consecuencia de la hipertensión y la diabetes que padece el artista de 82 años.
Este último espectáculo se realizó el 4 del corriente mes y año en el Toyota Arena, en Ontario (California), Estados Unidos. El aforo de este escenario es para 11.089 personas.
Su tour comenzó el 5 de abril en Nueva York y cada una de sus funciones las ha registrado y compartido en sus redes sociales oficiales.
“Fue un viaje maravilloso, pero es momento de cerrar este capítulo”, dijo Leo Dan, visiblemente conmovido.
Leopoldo Dante Tevez es el verdadero nombre del artista nacido en la localidad santiagueña de Atamisqui (Argentina), aunque actualmente reside en Miami (Estados Unidos). Ha grabado más de 70 álbumes a lo largo de su carrera.
Una historia llena de éxitos
El éxito fue un rayo que cambió su vida. “Un día fui a pedir que me tomaran una prueba y en quince días me convertí en un éxito nacional”, recordó hace unos años en una entrevista con Clarín. Ocurrió en la discográfica CBS: allí tomó las tres primeras letras de sus nombres (Leo y Dan) y no paró más.
Eran tiempos de un rock y pop edulcorado y prefabricado por las empresas que intentaban construir un mercado juvenil con figuras como Palito Ortega, Nicky Jones, Jolly Land, Chico Novarro y Violeta Rivas, entre más.
Su primer éxito fue “Celia” y le siguieron “Fanny”, “Cómo te extraño mi amor” y “Santiago querido”. Sus amigos cuentan que su archivo registra no menos de 1.500 canciones originales.
Su figura se popularizó como una suerte de galán provinciano que le quería escapar a la soltería, a caballo de una canción que se convirtió en un hit inoxidable: “Libre, solterito y sin nadie”.
“Como yo no estoy ni comprometido ni casado ni nada/ y usted no está ni comprometida ni casada ni nada/ por qué no charlar un ratito/ para no sentirnos tan solos”, decía la canción que en un momento no paraba de sonar en todas las radios del país. A partir de ese megahit en tiempos en que no existían las plataformas digitales, el éxito nunca lo dejó.
En 1964 llegó a la televisión con un programa propio, “Bajo el signo de Leo” en Canal 9, y para fines de 1969 decidió instalarse en España junto a su esposa.
El éxito de ventas en América Latina, en 1970, lo obligó a radicarse en México, adonde viajó con su esposa de toda la vida, Mariette Papolczy. Una húngara que fue elegida Miss Mar del Plata en 1966 con quien se casó ese año y no se separó nunca más.
El genial artista finalmente dijo adiós a los escenarios, ha dejado tras de sí un legado que vivirá por siempre en todas las generaciones que lo han conocido y seguramente en las que lo conocerán. Como suele ocurrir con los grandes sus creaciones vivirán por siempre.