“Si se llega a un acuerdo, es lo mejor que nos puede pasar”

“Si se llega a un acuerdo, es lo mejor que nos puede pasar”

El Ministro de Seguridad nacional, que ha ocupado cargos de los más importantes en diferentes gobiernos peronistas, apuesta a la unidad del Frente de Todos, reconoce que no tiene una buena relación con Máximo Kirchner y La Cámpora, y que las cosas que dice, sabe por qué las dice.

   

Por Perfil.- 

—¿Qué pasó esta semana con los ruidos que hubo por la salida del jefe de asesores del Presidente, Antonio Aracre? ¿Eso repercutió en el salto cambiario de los dólares no oficiales? 

—Las últimas semanas vienen sucediendo cosas que son las que motivan algún tipo de reacción. A cada acción va a existir una determinada reacción y en política eso se aprovecha, no cabe ninguna duda. Entre una oposición que ve posibilidades de competir porque este presidente se fumó los cuatro años de gobierno de Macri, que fueron horrorosos, más la pandemia, más la guerra, más la sequía, el impacto es fortísimo. Y a la par de esa situación, las discusiones propias de la interna que tienen que ver con generar temperatura a partir de esa discusión, desde qué lugar uno se para, a mi juicio, sin abandonar nunca la posibilidad de estar unidos, porque si no sería esa sí una imposibilidad cierta de que el peronismo pudiera cumplir con todo su objetivo. Creo que lo que sucedió es eso, lo que pasó con Aracre creo que ha sido una mala interpretación, no he hablado con el Presidente todavía, pero en la gráfica que yo veo, conociéndolo como lo conozco, me da la sensación de que lo que hizo es lo que cualquiera de nosotros hubiera hecho, privilegiar a quien está trabajando en una tarea ciclópea, como es el caso de Sergio Massa, y habrá preferido prescindir de los servicios de este señor Aracre. Lo vi una vez, quiso verme y charlar de política, estuvimos charlando, no conozco más que eso, pero creo que tiene que ver con ello, con fortalecer la posición, el lugar y el espacio del que tiene la responsabilidad en este momento.

—Y más allá de que toda oposición en todas partes del mundo trata de sacar ventaja de cualquier situación que pueda resultar negativa para el oficialismo, por qué concretamente, para fortalecer a Massa, había que sacar a Aracre, ¿qué hizo? 

—No creo que haya que sacarlo, me da la sensación de que es él el que toma la posición y que lo debe haber hablado con el Presidente. No he hablado con el Presidente, con lo cual no puedo darles un dato concreto y no invento estas cosas. Pero lo que se ve y lo que se aprecia en una situación tan particular y en la visión que uno mira de lo sucedido y de lo que puede significar rozarlo a Sergio Massa en este momento, me parece que hay que ser por lo menos muy cuidadoso, sobre todo a los ojos de quienes nos están mirando, pensando seriamente en lo que significa el repensar el acuerdo en algún momento.

—¿Cualquier excusa sirve para atacar a Sergio Massa, sería su punto?

—Y sí, hay una cláusula en el acuerdo que la pone el Presidente, en la cual dice que la posibilidad de poder evaluar, redefinir, repensar, de alguna manera el acuerdo si hubiera situaciones exógenas que pudieran complicar… 

—El acuerdo con el Fondo Monetario, dice usted.

—Exacto, el cumplimiento. La primera parte, que fue la que se ocupó de entrada, fue la guerra propiamente dicha entre Rusia y Ucrania. Y la segunda parte es la sequía, que ninguno de nosotros fue capaz de imaginarla de semejante manera. La sequía impacta en los precios, la sequía impacta en las reservas, la sequía impacta en la moneda, con lo cual es imperioso que eso sea entonces mirado y cuidado con la exigencia que uno se tiene que poner para las cosas más importantes. 

—Lo mismo que ocurrió esta semana con esta idea de que en realidad iba a haber una devaluación del 30% y que se le achaca a Aracre haber sido artífice de esa versión, independientemente que sea cierto, en otras semanas había circulado otro rumor sobre un definitivo desdoblamiento cambiario. Estos rumores pueden ser asignados, como usted dice, a que hay elecciones y que la oposición trate de aprovechar cualquier situación para debilitar al ministro de Economía, pero ¿qué hace el Gobierno para que esos rumores terminen siendo verosímiles y dañinos?

—El Gobierno lo primero que toma, vuelvo sobre los pasos, toma cuatro años catastróficos con una deuda en primer lugar con los bancos, imposible de igualar, razón por la cual los bancos dejan de prestarle a la Argentina y recurren al Fondo Monetario Internacional, y la deuda con el banco, 45 mil millones de dólares, con vencimientos inmediatos. Habría que sentarse a discutir esto. Hay una parte de compañeros míos que quieren discutir el acuerdo como si fuera un capricho del Presidente, que tiene capacidad y brazo de palanca para hacerlo y cambiarlo cuando se le antoje y como se le antoje. La verdad es que no es eso. La verdad es que los acuerdos que se fueron haciendo, como el caso en primer lugar de los bonos en manos privadas, las soluciones después de lo que había sido el default en pesos, lo que tiene que ser el acuerdo con el Fondo. Y en el acuerdo con el Fondo aparece esta famosa cláusula, a la que yo reivindico y que insisto sobre este tema, de repensar ese acuerdo en tanto y en cuanto aparecieran cosas que complicaran las posibilidades de cumplir con él. ¿Cuáles fueron ellas? La primera parte que se empieza a estudiar, y que es la que reconoce el Fondo, es la guerra, que no estaba. Las situaciones cambian para todos en ese marco, pero por si fuera poco, en la Argentina aparece la sequía, y eso sí que realmente impacta desde el punto de vista económico en el corazón de toda la producción agrícola ganadera, que tiene una importancia superlativa para nosotros.

—El último reportaje que hicimos fue en diciembre de 2021 y el título decía “Lo peor para Alberto Fernández ya pasó”, todavía no habían comenzado la guerra en Ucrania ni la sequía. 

—La verdad es que todavía no me recibí de Dios, pero el día que sepamos nosotros con tanta anticipación que puede haber una guerra y que puede haber una sequía como la que está soportando nuestro país, uno podría entonces ser más cuidadoso con esas cosas. Lo que uno suponía es que con la pandemia ya había sido más que suficiente, y con empezar a resolver los viejos problemas para encontrar una Argentina con políticas públicas honestas, y con mucha seriedad respecto de todos los temas que se tienen que estar tocando, dónde está la desocupación en este momento, cuánto es la cantidad de trabajo no precario que se ha generado, cómo se trabaja para el desarrollo de políticas que tengan que incentivar la producción, cómo se hace para incentivar la producción agrícola ganadera, que es uno de los puntales de nuestra producción.

—Es cierto pero cuando uno mira a Uruguay, Paraguay, Brasil… 

—En Uruguay son 3 millones y medio de habitantes en 175 mil kilómetros cuadrados, no es comparable.

—Me refiero respecto al tema de la inflación y la pérdida de valor de la moneda.

—Pero no tuvieron a Macri, el endeudamiento que genera nadie lo quiere absorber, pero alguien lo tiene que hacer porque impactó de lleno en el lomo de los argentinos. Y ese lonjazo hay que comérselo, hay que darle a eso una visión criteriosa, porque el daño es muy grande y va a tardar muchos años en resolverse.

—Pero ese daño sí estaba cuando usted dijo que lo peor para Alberto ya había pasado. 

—Y parecía ser que era la gráfica, hasta acá cortamos. Si uno tiene un nivel de producción sin la sequía, va a tener un nivel de producción muy alto, las pérdidas van a ser muy grandes. 

—Aceptemos entonces que hay una situación de fragilidad, una oposición que aprovecha, como en todas partes del mundo…

—No llamemos frágil el hecho de la aparición de una sequía cuando esto Argentina no lo soportó nunca en su historia. Por lo cual, no es que es frágil y uno no quiere mirarlo, o lo quiere negar o se corre de la situación, es impensado que podía pasar, pero pasó. 

—Por eso digo, hay una situación de fragilidad concurrente por distintos factores, dados, adquiridos, y una oposición que va a tratar de aprovechar cualquier situación para tratar de mejorar su posición electoral. El economista Álvarez Agis dijo hace pocos días que si Milei entra en la segunda vuelta con posibilidades de ganar recomendaría a los argentinos que sacaran sus depósitos en dólares, ¿se imagina esa situación en agosto? 

—No, después otro día va a sacar su papel y me va a contar lo que le estoy diciendo en este momento, pero no veo eso. Sigo creyendo que en la Argentina pueden discutirse un montón de cosas. Cuando Juan Perón volvió a la Argentina sacó el 62% de los votos, el 38% no lo votó. Cuando Cristina tuvo su mejor momento, sacó 54% de los votos, el 46% no la votó. Hay una franja que no vota peronistas, por qué lo va a hacer ahora. Hay una discusión que se va a dar, y que se tiene que dar a corto plazo, dentro de mi partido para definir gráficamente cómo se resuelve. Si se pusieran de acuerdo y hay una única posición para que una determinada persona sea la que represente al partido de la mejor manera posible y compita con todas las reglas de juego; la otra es que no se pongan de acuerdo y haya una primaria abierta simultánea y obligatoria.

—En cualquiera de los dos casos usted cree que el Frente de Todos va a estar en el ballottage y Milei no.

—Estoy convencido, sí claro, es una de las opciones. Porque muchas de las cosas que estamos viendo y que se exhiben y se discuten en algunos de los medios llaman la atención porque son horrorosas. No es que exageran o que tienen una posición que a uno no le guste, son horrorosas. El tema de la dolarización, por tomar solo uno de los tantos temas que ellos esgrimen, la realidad es que es impensado porque no se sabe exactamente lo que se quiere, pero le dicen a cualquier persona que no conoce técnicamente cómo procede este tipo de situaciones, lo primero que va a decir es: “Yo tengo un peso, me va a dar un dólar, yo prefiero tener dólares que tener pesos”. Y la verdad no es eso, uno tendría que armar una batería de elementos que están definidos en pesos, tomar la cantidad de reservas que uno tiene, dividir los pesos por las reservas y saber más o menos cuánto es la cantidad de dólares que le cabrían a una discusión respecto de su propio salario, de su propia tenencia en pesos. Y la realidad es que van a ser migajas, y el impacto va a ser horroroso en cuanto al dolor que le va a producir a un pueblo. Entonces esas cosas hay que decirlas, pero pareciera ser que cuanto más descabellada es la presentación del candidato, hay una parte, como no está dispuesta a votar al peronismo, ni al Frente de Todos, ni como se quiera llamar la parte que represento en este caso, estaría acompañando una posición transgresora porque pareciera imposible. Pero ahora la transgresión pasa por la derecha mostrando este tipo de ridiculeces, pero que muchos las compran. 

—Hace un mes parecía que la competencia en las PASO era el único camino existente, ¿hay un crecimiento de la idea de que es posible encontrar un candidato de síntesis y se reduce progresivamente la posibilidad de que compitan distintos candidatos en las PASO?

—El Presidente tiene una visión que es la que sostuvo siempre, desde el primer momento. Él lo que dice es que el Frente de Todos tiene que ganar, que él va a hacer todo lo que esté a su mano para que pueda ganar. Ahora dejo de lado lo que yo pienso, ¿qué dice el Presidente? Que hay que hacer todo lo que podamos porque sí o sí tenemos que ir unidos y hay que buscar encontrarle la vuelta. El Presidente, que ha tenido una gestión honesta, que es un tipo honesto, que muestra su forma de actuar, que la puede mostrar y exhibir de todas las formas que se le ocurra, porque representa a un segmento del peronismo que es el que está gobernando y que no se va a correr de ese lugar.

—¿Cambió su opinión en los últimos meses sobre lo que sería más conveniente para ser más competitivos electoralmente?

—No me cambia, pero lo que no voy a dejar de pensar primero es en la posibilidad de un acuerdo, siempre.

—Su primera opción es que haya un candidato de síntesis.

—Si se llega a un acuerdo, es lo mejor que nos puede pasar, porque esa visión de todo el peronismo trabajando unido, con una fuerte impronta de aggiornamento, de cosas que no se están viendo, de seguir machacando sobre soluciones que aún no se logran, como en el caso de la inflación, pero arrancamos de un 54%, hay que hablarlo esto, hay que contarlo, hay que seguir insistiendo…

—Esa es su opinión pero no la del Presidente, quien sostiene que las PASO competitivas son útiles para ayudar a enriquecer el acervo de la coalición.

—Porque en lo que insistía el Presidente cuando dijo eso, y yo estaba de acuerdo con su visión, es que no puede uno arrogarse el derecho a llamarse a sí mismo el caudillo y poner con el dedo a quien se le antoja. Debiera ser una situación sorteada, ya la Argentina tiene otra visión, otra forma de actuar que tendría que resolver. Dejo las dos opciones, que son las bien contundentes y bien gráficas. Nos sentamos a una mesa, hablamos, discutimos, pactamos programas o definiciones concretas de hacia dónde queremos ir. Nos ponemos de acuerdo: ¿quién representa mejor? Una discusión que va a llevar necesidades de definición y posibilidades de ver quién es el que mejor puede representarlo y alcanzarlo. Sería el día más feliz de mi vida, lo encontramos, listo, ya está resuelto, el candidato o la candidata será A o B, y la discusión está saldada.

Compartir