Tras el último paro del pasado jueves 5 de setiembre las universidades se organizan para realizar una nueva marcha federal. A priori buscan no sólo emular sino mejorar la multitudinaria manifestación del pasado 23 de abril, cuando más de 70 universidades salieron a las calles repudiando el brutal ajuste, el vaciamiento, la falta de paritarias y la ausencia de presupuesto educativo para el año en curso por parte del gobierno de Javier Milei. Hoy el sector reclama la urgente aprobación en el Senado de la Nación de la ley de financiamiento universitario. En Santiago del Estero, si bien el panorama no es más complejo, sí es más controversial. A nivel local el gremio -Adunse- se mostraría a fin al “PRO” y a “LLA”, por lo cual no se encontraría en condiciones de erigirse en voz cantante de las protestas del sector. Este posicionamiento haría que el gremio contraste con un sector combativo de los claustros que, tras haber conformado la asamblea universitaria permanente, hoy encabeza los reclamos.
La última medida de fuerza fue consecuencia de la intolerancia al dialogo por parte del gobierno libertario, que hace oídos sordos a todo reclamo. Entre abril y el mes en curso se llevaron a cabo otras dos medidas de fuerza, una por 48 y por 72 horas de inactividad en todas las universidades nacionales. Estas medidas fueron convocadas por la denominada Mesa Nacional del sector. El paro del jueves 5 concitó un alto acatamiento, dado el marcado malestar generalizado entre los docentes por el deterioro salarial.
En ese marco se debe considerar que la inflación acumulada entre noviembre 2023 y julio de 2024 asciende al 134,5 por ciento -CFK, cerró el 2015 con una inflación acumulada del 22 por ciento-, mientras que la recuperación salarial acumulada fue del 56,97 por ciento, en el mismo período. De ello se desprende una dramática perdida de salario que en número sería del 33,3 por ciento, es decir de pérdida de poder de compra.
Sobre los salarios de los docentes universitarios se debe señalar que ostentan diferentes categorías de acuerdo a su dedicación y escalafón. Así un ayudante de primera -sería el salario más bajo- con una dedicación simple, de diez horas semanales, sin antigüedad, cobraría unos 146 mil pesos. Mientras que un ayudante de primera con diez años de antigüedad, apenas alcanzaría los 182 mil pesos. En el caso de un docente adjunto con dedicación exclusiva, sin antigüedad trabajando cuarenta horas semanales (ocho horas por día) recibiría unos 880 mil pesos. En el mismo caso, pero con diez años de antigüedad, apenas cobraría por encima del millón de pesos. Otras categorías a considerar sería las de docentes asociados y titulares.
La mayoría de los cargos serían de dedicación simple, representando esta categoría casi el 70 por ciento del total en cualquier universidad. Apenas el 10 por cientos de los profesores serían de dedicación exclusiva y un 17 por ciento semiexclusiva.
Con esta distinción en el presente, las universidades deben erogar para salarios casi el 90 por ciento de sus presupuestos. El reclamo concreto en esta coyuntura libertaria, es por una recomposición salarial. En números dicho reclamo debería rondar un 50 por ciento si se considera la pedida de poder adquisitivo de los sueldos de los profesores.
Desde los sectores más combativos de la docencia universitaria anticipan que los reclamos seguirán llevándose a cabo hasta que el gobierno anarco-libertario responda satisfactoriamente a sus demandas. Los educadores de este nivel aseguran que se pliegan a las directivas impartidas por los gremios del sector. Las mesas nacionales de los sindicatos evalúan permanentemente el estado de su sector y en base a ello plantean las medidas a seguir. Es importante aclarar que no todas las medidas de protesta fueron sin asistencia a los lugares de trabajo.
En este punto es donde la relación demanda salarial, más protestas contra el gobierno nacional y acciones de Adunse a nivel local, se tornan controversiales. La línea ideológica del gremio local más allá de la importante adhesión -votos- que la actual conducción ostenta, no sería compartida por la totalidad de los profesores. Adunse, con una cabeza radical en plena gestión macrista, ya se vio marcadamente condicionada en sus acciones, por cuanto sus reclamos tenían como límite el mencionado compromiso ideológico, más allá de las necesidades de la totalidad de sus afiliados. En la actualidad es un secreto a voces que casi la mayoría de los docentes universitarios habría votado a la coalición “Macri-Mileista”. Y este sería el centro de la paradoja: ¿Cómo accionar contra la gestión por la que votaron? Paradoja rotunda, sin lugar a dudas, dado que, en la marcha del 23 de abril, la manifestación callejera de la universidad local fue una de las más nutridas del país. Nadie desconoce que Adunse, en los primeros momentos de la organización de la protesta y los paros, se mostró distante y restó apoyo a esas manifestaciones y reclamos contra el gobierno de turno. No son pocos los docentes que perciben que su gremio resta la lógica adhesión sindical a sus demandas. Muchos coinciden que ese gremio está alejado y prescindente de los espacios más críticos -combativos- del claustro docente.
En la actual coyuntura algunos advierten que podría haber un golpe de timón hacia el centro, en ese gremio, dado los apremios que padecen los docentes en lo económico, más allá de cualquier ideología. El malestar del sector sería cada vez más evidente, tanto que el gremio docente estaría reconsiderando su postura ante el gobierno nacional y su coalición: Macri-Milei. Hoy se le reclame a Adunse, que apoye todas medidas y manifestaciones de la “Mesa Nacional”, saliendo de su zona de confort conservadora o menos combativa.
El paradójico accionar del gremio queda graficado con claridad en la convocatoria de la primera marcha callejera. La muestra más cabal del posicionamiento ideológico del gremio que nuclea a los docentes universitarios en Santiago del Estero, está dada por una sorda confrontación que se expresó en la realización de dos actos el pasado 23 de abril. Una fue la multitudinaria marcha por las calles de la ciudad, de la que participaron agrupaciones políticas y sociales, gremios y cientos de personas sin banderas sectoriales, que se manifestaron en defensa de la universidad pública y gratuita. Mientras que la Adunse, acompañado por algunas autoridades de la UNSE realizaron un “actito” puertas adentro de la universidad. Si bien alguna bandera de Adunse ondeó por las calles de Santiago, lo cierto es que se refugiaron en la UNSE, haciendo otro acto en horario vespertino, porque sus autoridades no querían verse confundidos con las organizaciones sociales y sus banderas.
Nadie puede negar hoy que la universidad pública está en emergencia. A modo de ejemplo quien pueden soslayar que los salarios, el Fonid, las obras sociales, los subsidios para investigación y extensión, las becas, el estado de los edificios, los equipamientos y servicios tocaron fondo. El gobierno nacional es sin lugar a dudas el único responsable de ese estado de postración de la educación superior.
El denominado Frente Sindical, levantó su voz en defensa de una universidad pública de calidad. Con esa premisa convocaron a una nueva marcha federal, bajo la consigna: “No hay universidad pública de calidad sin salarios dignos”.