Luego de dos trimestres consecutivos de caída de la actividad económica con el dato de marzo, ya se puede hablar de una recesión técnica. En abril el indicador podría mostrar una leve mejora.
La actividad económica mostró una caída del 1,4% mensual. Se trata de la peor baja desde diciembre, cuando el retroceso fue de 2,6%. En el corto plazo se prevé una leve recuperación pero todavía lejos de una “V”. A nivel interanual cayó 8,4%, según el Indec.
De esta manera, la economía entró en recesión técnica ya que se acumulan dos trimestres consecutivos de caída. La baja de los primeros tres meses del año respecto al último trimestre de 2023 alcanza el 1,9%, según estimaciones de Outlier.
En abril, el economista Andrés Borenstein de Econviews sostuvo que la actividad podría tener un rebote y subir 0,5% mensual pero no espera una recuperación “V”.
Entre los indicadores disponibles del mes pasado, se encuentra la producción automotriz, que cayó 21% interanual (ADEFA) y el Índice Construya, que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción que fabrican las empresas que lo conforman, mostró una caída del 33,2%. Respecto al consumo, la recaudación del IVA bajó 8,3% en términos reales, el patentamiento de autos disminuyó 5,9% (ACARA) y las ventas minoristas retrocedieron 7,3% (CAME). Por su parte, las inversiones de capital se desplomaron 14,9% y las importaciones, 22,7% (Indec). Con foco en el empleo, la recaudación de la Seguridad Social cayó 18,3%, publica Infobae.
En este marco, la consultora LCG consideró en su último informe: “Los indicadores de avance de abril empiezan a mostrar un freno en la caída de la actividad, aunque lo hacen desde niveles muy bajos. Se trata de una buena noticia, pero que entendemos habrá que confirmar con el correr de los meses. Seguimos sin identificar un motor claro que pueda impulsar un crecimiento futuro en forma de ‘V’. Este tipo de recuperación típicamente ocurre luego de un shock de oferta o, ante una caída de la demanda, cuando la inversión tracciona fuerte. No vemos probable que la inversión despegue fuerte en el corto plazo porque, entendemos, que todavía predomina la visión de ‘wait and see’. La aprobación de la Ley Bases podrá generar algún impulso a través del RIGI, pero sin gran relevancia macroeconómica este año. En todo caso podrá servir como punta de lanza para afianzar el proceso de recuperación, pero no mucho más”.
“El consumo seguirá debilitado. Podrá tocar un piso ante la recuperación marginal del salario real, pero difícilmente traccione crecimiento en lo inmediato. Además, hay que esperar nuevas correcciones de precios relativos, postergadas para conseguir una desinflación más acelerada en estos meses, con impacto sobre la actividad. En paralelo, la tracción del gasto público seguirá enfrentada al objetivo del gobierno de reducir el déficit fiscal. Seguimos esperando una caída de la actividad en torno a 4% para este año. Este escenario incluye el éxito del Gobierno en lograr coordinar expectativas y estabilizar la economía, tal que implique una recuperación de la actividad en los últimos meses del año”, agregó.
Desde Outlier, afirmaron que “las esperanzas puestas por el lado de un afecto amortiguador del agro que será aun mayor y la tracción por el lado del consumo que pueda proveer cierto rebote, aunque muy abajo, de los salarios reales y el retorno del crédito. Esto último puede ser importante para el consumo durable y semidurable”.
Juan Truffa, economista de la consultora, precisó: “La actividad de abril no debería dar abajo de marzo, pero la verdad que no es una seguridad. Algunos datos no siguen bien. La recuperación en V no la vemos. Tampoco una L, más bien quizás una V con su pata de recuperación un tanto más estirada en el tiempo y no tan lineal”.
Con una visión más cercana a la que plantea el gobierno de Javier Milei, Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señaló: “La velocidad de la recuperación estará relacionada con varios factores a tener en cuenta. En primer lugar, la salida del cepo y su consecuente incentivo de inversión en Argentina y, en segundo lugar, la credibilidad en la estabilidad macroeconómica. Para lo primero, hemos visto en la última semana un gran avance en el ‘saneamiento’ del balance del Banco Central, el cual permitió que el stock de pases baje sustancialmente en pos de mayor deuda del Tesoro. Mientras que, para lograr el segundo objetivo, será fundamental que se destrabe la Ley Bases en el Congreso, dado su contenido que solidifique el cambio de rumbo de la economía argentina”.