El presidente está en contacto permanente con el ministro de Seguridad Aníbal Fernández. La justicia federal tomó competencia.
Alberto Fernández sigue de cerca el caso del sospechoso avión venezolano que trasladaba a cinco ciudadanos iraníes y que se encuentra retenido en el Aeropuerto de Ezeiza desde el 8 de este mes, motivo que generó la actuación inmediata de la justicia federal.
El presidente se mantiene en contacto permanente con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, con quien habló por teléfono. El funcionario aseguró ayer que “el nombre de uno de los tripulantes coincide con un nombre de la guardia revolucionaria islámica”.
Fernández explicó que en el momento que el avión aterrizó en Argentina “no había nada que nos mostrara que no tenía que ingresar” y sostuvo que “después hay muchos cruces que se hacen y encontramos la punta para la investigación pertinente”.
Lo cierto es que el Gobierno se mantiene en alerta por el caso del avión iraní y los resultados que pueda arrojar la investigación judicial que lleva adelante el juez federal Federico Villena, que ayer le ordenó a la Dirección de Migraciones que retenga el pasaporte de los cinco iraníes que forman parte de la tripulación.
Hasta el momento, el Gobierno no tiene ninguna información consistente que reporte gravedad para la seguridad del país. Así lo indicó un importante funcionario nacional con acceso al despacho presidencial. “Más allá de las teorías conspirativas, parece que no hay nada”, sostuvo. No ven que los tripulantes presentes sean riesgo para el país.
Fuentes de seguridad, indicaron que se revisó el historial de cada uno de los tripulantes que llegaron arriba del avión y sobre ellos no pesa ninguna alerta de Interpol ni de ningún otra agencia. Ni siquiera del piloto del avión, Gholamreza Ghasemi, quien según la información que tienen, sería un homónimo que es diez años menor al que estaría relacionado a las fuerzas Quds. “Ningún tripulante tiene alertas que nos permitan disparar el protocolo antiterrorista”, indicó un funcionario nacional que sigue de cerca los pormenores de la causa.