Desde el año 835, el 1 de noviembre se celebra este día en varias partes del mundo, buscando rendir homenaje a todos los santos que han existido a lo largo de la historia, sin importar la religión.
La fecha fue establecida por el Papa Gregorio IV, luego de que Gregorio III consagrara una capilla en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en honor a todos los santos.