Francisco se mostró preocupado por cómo avanza “una forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud; no es virtud, es un vicio”, aseguró.
El Papa Francisco, harto de ver las imágenes televisivas donde el gobierno de Javier Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, reprimen sin piedad a los obreros, estudiantes y en forma especial a los abuelos, decidió participar y hablar en el evento que conmemora los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano y fue durísimo con el gobierno del Javier Milei.
Francisco volvió a pedir que sigan luchando por la paz, por “tierra, techo y trabajo” -a los que definió como “derechos sagrados”– y reivindicó la “justicia social”, tan atacada por el libertario que la define como un robo “a los ricos”.
El evento que tuvo lugar en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, que encabeza el cardenal checo-canadiense Michael Czerny, recibió al Papa, quien deploró la actuación de las fuerzas de seguridad durante la protesta que hubo frente el Congreso por el debate de las jubilaciones, cuando fue utilizado gas pimienta.
Tras denunciar “el silencio de la indiferencia” que “habilita el rugido del odio”, y advertir que “el silencio frente a la injusticia abre paso a la división social, la división social a la violencia verbal, la violencia verbal a la violencia física y la violencia física a la guerra de todos contra todos”, el Papa dejó de lado su discurso y se refirió a la protesta ante el Congreso en la que una niña de diez años fue rociada con gas pimienta por la Policía Federal, en medio del protocolo antipiquetes a cargo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
“Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta a eso”, pidió.
Tras ello, Francisco se mostró preocupado por cómo avanza “una forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud”.
“Les digo: no es una virtud, es un vicio. Acumular no es virtuoso; distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, Jesús multiplicaba y sus discípulos distribuían”, sentenció.
“La competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa, sino una actitud enfermiza y un camino a la perdición. Esa conducta irresponsable, inmoral e irracional está destruyendo la creación y dividiendo a los pueblos. No dejemos de denunciarla”, pidió.
Del encuentro participaban por Argentina Juan Grabois y Alejandro Gramajo de la UTEP.