El escándalo de los sobornos no ha concluido con los procesamientos y condenas dictadas. Hay firmes sospechas de que las maniobras continúan.

El escándalo de los gendarmes involucrados en las coimas a los tours de compras no ha finalizado con el procesamiento para varios integrantes de la fuerza y condenas para dos de ellos -resoluciones adoptadas por la Justicia Federal- sino que continúa en razón de las firmes sospechas sobre la continuidad de las maniobras de liberar controles viales tras el pago de importantes sumas de dinero, las cuales serían aportadas por las personas que viajan a Bolivia y Paraguay, desde donde hacen ingresar mercaderías sin aval aduanero.

Los encargados de entregar tales coimas a los gendarmes eran los coordinadores de los tours, quienes, además del precio del pasaje por el transporte de personas y cargas, cobran un “extra” que es destinado para sobornar a los gendarmes.

Del cobro de coimas tampoco se salvaban los tours que iban a Once o La Salada, en Buenos Aires.

Escuchas telefónicas

La Fiscalía Federal de Santiago del Estero se valió de escuchas telefónicas para apuntalar las acusaciones en contra de los gendarmes y también de coordinadores e incluso de personas que montaron comercios en esta ciudad Capital.

Tales escuchas daban cuenta de una verdadera red conformada para el cobro de coimas.

Quienes no pagaban las coimas exigidas por los gendarmes, no pasaban los controles que se apostaban en las rutas nacionales 9, 34, 16, 64 y 157, y las mercaderías les eran secuestradas.

El objetivo de los gendarmes en las rutas es evitar el contrabando de mercadería sin aval aduanero, como la circulación de estupefacientes y la trata de personas. En relación al primer ítem, algunos uniformados hacían “la vista gorda”, a cambio de suculentas sumas de dinero.